Prólogos

Introduccion por el autor

Fue en 2003 cuando –de modo espontáneo– escribí Un idioma sin fronteras, mi primera polyfonía. Me habían invitado a leer unos poemas en Radio Exterior de España y, halagado y sin pensármelo dos veces, contesté que sí. Después de colgar el teléfono me di cuenta de que seguramente pensaban que tenía algunos poemas escritos en español, o por lo menos traducidos a este idioma. Después de todo, la función de Radio Exterior de España era el fomento y la preservación de la lengua española en el mundo.

Apurado, me puse a escribir un poema en esa lengua, pero al terminar el primer verso ya había empleado palabras de las cuatro culturas en las cuales, debido a una existencia nómada, me había formado: la danesa de mi infancia en el campo y mis primeros estudios en Copenhague; el francés de mi juventud rebelde, mi primer nido y mi hija; el español de mi vida de pareja y mi entorno desde hace más de treinta años y finalmente la cultura americana del jazz, mi romance musical de toda la vida.

Dentro de mí

viven cuatro personas, each

with their own voice,

su propia

lengua,

sa propre langue.

Hver med sit eget sprog

og sin egen stemme.

La decisión de dar a mi poema el nombre del programa radiofónico que me había invitado –ya que precisamente hablaba del transfronterismo de la poesía– resultó premonitoria y fue la clave para el desarrollo de mi poética.

Mi interés por la poesía oral y mi vocación de músico me llevaron pronto a buscar a músicos improvisadores, para añadir su lengua instrumental a las verbales de mi poesía. En 2004 contacté con Mark Solborg–uno de los compositores e instrumentistas más originales y con mayor sensibilidad dentro de la música improvisada danesa – para que se uniera al proyecto, todavía embrionario, de poesía “polifónica”. Pasamos un mes en la Fundación Valparaíso de Mojácar (Almería) grabando las primeras nueve Polyfonías.

Al final de nuestra estancia en Andalucía Mark volvió a Copenhague y durante los próximos tres años recité en dúo en España con el clarinetista valenciano Salvador Vidal. En 2007 se publicó Polyfonías y Mark y yo invitamos a Salvador a participar en el concierto de presentación. Había nacido el Peter Wessel Polyfonías Poetry Project.

Conques, pueblo jacobeo, centro de nuestras peregrinaciones

Ya que residimos en extremos opuestos de Europa – Mark en Copenhague y Salvador y yo en Madrid – hemos tenido que encontrar un lugar donde ensayar e intercambiar idéas. Ningún sitio podría ser más idóneo para un proyecto intercultural y translingüe, que el pueblo medieval de Conques, parada principal en el Camino de Santiago de Compostela.

Llegué a este pueblo por primera vez hace 35 años guiado por el recuerdo de un sueño de la adolescencia, allí tengo mi hogar espiritual y allí escribí In Place of Absence –mi segundo libro de poesía. En Conques empezaron a fermentar los jugos herbales y verbales que un día confluirían en las polyfonías.

Pese a su emplazamiento en la orilla meridional del Río Lot, la personalidad de Conques recuerda mucho a la que emana de los pueblos de la región volcánica de Auvernia que administrativamente empieza al otro lado del río. La pizarra, las castañas y los torrentes límpidos se reflejan en la cocina, la arquitectura y la mentalidad de los conquois. Siempre me fascinó como la supervivencia en este abrupto y angosto valle con su exuberante y no obstante austera e implacable naturaleza dependía de la capacidad de sus habitantes de volverse igual de duros y tenaces que las condiciones de vida mismas. Es esta la observación que he querido transmitir en mi poema dedicado a Conques: hay que tener fé para vivir aquí, frente a la roca, peleándose contra zarzas y trepadoras. Cualquier cosa que hagamos es una lucha perdida. La piedra permanece, y nuestros intentos de hacer de ella un habitat temporal durante nuestro viaje perpetuo hacia el final a penas dejan huella.

Me gustaría pensar que los poemas en DELTA tienen esa austera y eficaz arquitectura y que desde el fondo de ellos suena la multiplicidad de voces y lenguas que han pasado a través de Conques.

En 2010, con motivo del festival anual de música Conques, la Lumière du Roman logramos congregar a todo el pueblo, para un recital bajo el enorme tilo en la plaza con vistas a la iglesia. Desde entonces Peter Wessel Polyfonías Poetry Project está radicado en Conques como un recurso cultural contemporáneo de la villa donde la pequeña Sainte Foy, mártir y majestad, sigue haciendo sus travesuras.

¿Por qué «Delta»?

Hay varios motivos. Primero: La forma de la letra griega delta es un triángulo, y Peter Wessel Polyfonías Poetry Project se anuncia ahora como trío. Segundo: Δ es la cuarta letra en el alfabeto griego y mi universo poético se nutre de palabras y expresiones de cuatro culturas. Tercero: En hebreo la cuarta letra Daleth (ד) tiene la forma y el significado de “puerta”, y atravesar Conques te cambiará irremediablemente. Me gustaría pensar que Delta –igual que Conques– abrirá puertas en ti. Cuarto: La “D” es la primera letra de Dinamarca, el país donde nací. Quinto: El delta fluvial es un tema recurrente en las polyfonías. Sexto: Para ilustrar mi afirmación de que las polyfonías no son una mezcla de idiomas, sino un idioma poético en sí mismo, busqué un título que fuera igual en español, danés, francés e inglés. Séptimo: El origen del mundo –matriz de la creatividad– también se asocia con un delta.

Un editor excepcional y una artista con el don del diálogo

Editores que aman los libros son una especie en vías de extinción. Por ello me siento afortunado de que José María Gutiérrez de la Torre, fundador y director de Ediciones de la Torre en Madrid y conocido por su erudición y entrega me haya ofrecido su colaboración. Gran amante de la poesía está convencido de que es un lenguaje con el que los niños se tienen que familiarizar desde una edad temprana para que de esta forma su imaginación y su sensibilidad se mantengan despiertas. En consonancia con esta idea la pequeña e independiente editorial De la Torre siempre ha dedicado una atención especial a colecciones de poesía para lectores jóvenes.

Fue precisamente José María de la Torre quien me abrió los ojos al arte delicado, lúcido y a la vez apasionado de Dinah Salama. No estaba buscando ilustraciones para mis poemas, pero sí un diálogo creativo con un artista gráfico que compartiera algunas de mis propias inquietudes éticas y estéticas. Dinah y yo hemos cruzado muchas fronteras antes de conocernos y cuando hablamos nos entendemos. Esta convergencia entre los lenguajes hablados se refleja en nuestras soluciones artísticas. Ahí está el descubrimiento.

La paleta de las lenguas

Puesto que cuatro culturas y sus lenguas se entretejen en mi poesía, y ya que mi relación con cada lengua tiene que ver con diferentes ambientes y periodos de mi vida, pensé que sería más coherente dejar que cuatro diferentes lenguas presentaran Delta en vez de traducir una voz en cuatro diferentes idiomas.

No hay que compartimentalizar estas cosas demasiado, pero sin duda es cierto que mi lengua materna danesa es más elemental, más relacionada con las primeras sensaciones –comunican las sensaciones primitivas en un estado más puro– que mis otras lenguas. Crecí en el campo y mi “estado de ánimo danés” me hace ver las cosas desde un punto de vista muy concreto, muy cerca de la tierra.

Ciertas palabras monosílabas danesas son como colores primarios en mi paleta lingüística. Resulta interesante que en danés los colores primarios verde, rojo y azul todos contienen una de las letras autóctonas danesas que a la vez tienen una función como lexemas: ø que quiere decir isla u å que quiere decir arroyo. En Delta el prólogo danés está escrito en verde (grøn) ya que verdes eran los prados y el follaje que me rodeaban cuando era niño. Y también es el color de la fruta antes de madurar.

En mis polyfonías el danés y el francés ambas son lenguas viscerales y por tanto igualmente espontáneas –la primera la aprendí como hijo y la segunda como padre–, pero los registros no son los mismos.

Mi hija Tanía nació cuando yo era un poeta joven y vivía la vida de bohemio en París. Después de una primavera como la lengua de mi primera gran historia de amor, el francés se convirtió en mi lengua de la responsabilidad y la prise de conscience. Es mi lengua de la rebeldía pero también de la paternidad ; todas las emociones, todos los valores y reglas que he transmitido –en primer lugar a mi hija y luego, con la indulgencia del abuelo, a su hija Salomé– los he expresado en francés. Para ellas, mis niñas, Conques será siempre el jardín de su infancia.

El inglés y el español son idiomas que he estudiado de manera metódica, y en parte por razones profesionales, y estoy siempre en algún nivel consciente de su gramática. Son mis herramientas cuando doy forma y estructura a un poema – incluso cuando está basado en un fragmento musical, lo que a menudo ocurre–. El inglés fue el idioma que hablaban mis padres cuando no querían que los niños nos enteráramos de lo que hablaban, y desde entonces el inglés se ha convertido en mi lengua para penetrar en los secretos de la creación.

Era un poeta adolescente que sólo soñaba con llegar a ser músico de jazz y – como no podía ser de otra manera, puesto que el jazz era el lenguaje musical de Norteamérica– escribí mis dos primeros libros de poesía en inglés. Muchos años después, instalado ya en España, la sintaxis de la cultura norteamericana se convirtió en el leitmotif de mis actividades como investigador y enseñante. Desde 1983 cuando me enamoré de Margarita y la cultura que la había creado construyo mi casa con la luz, los perfumes y las texturas de España y los nostálgicos, índigos y siempre nuevos sonidos del jazz.

Encontrándome habitado por cuatro culturas, he eligido a una voz danesa para hablar de mi poesía desde el punto de vista de una persona con vocación musical y con el mismo sustrato cultural que yo ; a una voz inglesa para analizar mi multilingüismo como indicador de identidad y finalmente a una voz española para hablar de mi proyecto desde el punto de vista socio-musical. La voz danesa pertenece a un miembro de mi propia tribú que, como yo, ha vivido muchos años fuera de nuestro país, pero con vínculos mucho más fuertes con Dinamarca y las tradiciones danesas. La voz inglesa es la de un eminente linguista vinculado a UNESCO y la voz española pertenece a una compañera poeta con la que he escuchado la música de la poesía en otros lugares, investigado el diálogo de la música y la poesía en nuevos contextos y con la que he ofrecido la lectura de la poesía en concierto.

Nadie excepto el autor de este proyecto podría asumir la interpretación de la voz paterna en el cuarteto de prologuistas. Dada la función dialéctica de una introducción, sin duda me hubiera resultado más fácil servirme de la lengua inglesa o la española, pero ya que mi lengua de padre es la francesa el corazón me ha dictado escribirlo en el color de la sangre*.

Peter Wessel, Madrid, Marzo 2014

* La versión original francesa de este texto, reproducida en Delta, está escrita con letra roja.

Traducción del prólogo inglés

Multilingüismo e identidad personal

La poesía políglota de Peter Wessel o, en sus propias palabras, su proyecto polyfonías, es muy  representativa de la expresión artística de los sujetos nómadas y mosaicos actuales. En el marco de los movimientos y las migraciones interculturales contemporáneas, el multilingüismo se ha convertido en un rasgo fundamental del lenguaje poético. Es una forma de comunicación a la vez natural y artística, que ya no es marginal sino cada vez más trascendente.

El inglés puede usarse como lengua global de la comunicación práctica, pero el diálogo entre la lengua materna y la lengua del otro es fundamental para la conformación y la expresión de la identidad personal y cultural. Este diálogo puede producirse de diversas maneras: como diálogo directo o indirecto, mediante la traducción o la alusión, escribiendo textos diferentes en idiomas diferentes o mezclando distintos idiomas en un mismo texto. Peter Wessel ha optado por este último tipo de multilingüismo literario, donde el diálogo interlingüístico y transnacional alcanza su cumbre, para sus polyfonías, primero en la colección del mismo nombre de 2008 y ahora para su ampliación en Delta.

Como consecuencia de sus extensas e intensas andanzas  por distintas áreas y eras culturales, Peter Wessel se ha convertido en un poeta cuatrilingüe que habla y escribe con fluidez en cuatro idiomas que acaban fundiéndose en una lengua única: danés, inglés, francés y español. Mientras el danés es su lengua materna, el inglés está relacionado con sus estudios y el francés y el español enlazan con sus familiares y sus culturas respectivas. Tres de estas lenguas son lenguas europeas de importancia mundial, mientras que el danés es un idioma europeo marginal, aunque original. Con semejante combinación, Peter Wessel es un Ciudadano Europeo ideal, prácticamente un Ciudadano del Mundo de pleno derecho, con una posible lengua no europea a la vista. La música, su quinta lengua, puede ser un puente hacia esa lengua no europea, pues ya sirve de puente entre sus cuatro idiomas europeos.

Por un lado, el diálogo de lenguas en las polyfonías de Peter Wessel sigue un modelo biopoético, estrechamente vinculado a su curriculum vitae y, por otro lado, se rige por un patrón auto-poético dominante, centrado en la creación de un nuevo lenguaje plural. Este lenguaje plural reflexiona constantemente sobre sí mismo, lo que se pone claramente  de manifiesto en títulos como «Un idioma sin fronteras» – el poema programático de Polyfonías – y » Verb» y «Å, the Word», incluidos en Delta. Le mot juste de Flaubert, que el poeta cita en «Un idioma sin  fronteras”, da un giro plurilingüístico. Desde ese momento, le mot juste ofrece más y exige más.

Una parte importante del diálogo interlingüístico es su mediación a través de la música, el recitado y la ilustración. Su colaboración con otros artistas, como los músicos Mark Solborg y Salvador Vidal, o la artista gráfica Dinah Salama, ha dado origen a una forma de arte colectiva y multimedia, renovando la antigua tradición de la poesía lírica.

Las ilustraciones arborescentes que integraban el poemario y el CD de Polyfonías, sugieren que los distintos idiomas de los poemas multilingües se ven como raíces o ramas nómadas de un nuevo árbol genealógico de las lenguas; en Delta, gracias a la alquimia visual de Dinah Salama, se han transformado en una serie de cuadros mágicos y misteriosos de una ambivalencia y precisión semejantes a las transformaciones verbales que realiza el Sr. Wessel.

De hecho, parece lógico que, para su nueva exploración, el poeta se haya asociado con una artista sefardí que, en palabras del filósofo y lingüista español Agustín García Calvo, deconstruye la fotografía como si «quisiera sugerir algo como una memoria viva de lo que hay por debajo de la Realidad”. Sin embargo, la inspiración principal de Delta es verbal, vocal e instrumental. El poema «Offering» es la máxima expresión de esta experiencia intermedial e interlingüística.

El principio mismo de la poliglosia de Delta (igual que antes, en Polyfonías) es que no existe una lengua nacional básica. Los contrastes formales (no los temáticos) de lengua materna y extranjera, norma y desviación, lengua origen y lengua meta,  quedan obsoletos, incluyendo la correspondiente diferencia tipográfica entre los tipos de letra cursiva y redonda. La naturaleza intrínseca del poemario es, de hecho, ser políglota, no sólo como algo adicional o accidental, sino como algo sustancial y necesario.

La necesidad interna de poliglosia se ve confirmada por el hecho de que los poemas multilingües no son traducibles. A lo sumo, es posible una traducción ficticia mediante la traducción de un determinado poema cuatrilingüe a otros cuatro idiomas, pero esa traducción ficticia modificaría por completo la estructura lingüística y el sentido del original. Una traducción múltiple sólo puede concebirse como una variación del poema original, como una especie de tema de con variazioni.

El recurso estilístico más destacado  de los poemas del Sr. Wessel es el serpenteo del significado en el flujo de secuencias políglotas. Este efecto se logra por medio de una consciente alternancia de pasajes traducidos y no traducidos. A primera vista, las frecuentes traducciones dentro de los poemas pueden parecer meramente pragmáticas y didácticas, incluso pedantes. Pero su función principal es sin ninguna duda poética, lo que ciertamente no excluye un objetivo pragmático secundario. El serpenteo del significado en el flujo de las traducciones por todo el poemario proporciona a Delta una nota muy original.

Las traducciones intratextuales ofrecen una especie de lingüística contrastiva y creativa, pues ponen de manifiesto las diferencias en vez de las identidades en el proceso traslativo: diferencias de sonido, ritmo, gramática y significado, que añaden un sentido adicional o antifrástico a las estructuras monolingües. Además, producen un efecto de modulación musical. Junto a las diferencias dentro de los acoplamientos interlingüísticos, existe un cambio permanente en el número  y la distribución de los elementos y modismos de traslación, en la función traductora o traducida desempeñada por cada idioma. La misma movilidad caracteriza las palabras que quedan sin traducir. Por lo tanto, hay un constante «juego con espejos que se desplazan”, como diría Borges.

Sorprendentemente, una palabra tan sugerente como «Ordet» («La palabra») concluye un poema circular que se iniciaba con el sugerente título de «Ǻ , the Word» . La letra, danesa  Å, que  es también un lexema, ofrece una nueva versión del  Génesis, con su ambigua Aleph y su esclarecedor kumi ori, «la palabra creadora, la luz, le mot universel. Ordet».

Las asombrosas secuencias daneses de los «poemas polifónicos » de Peter Wessel son uno de sus secretos encantos. Estimulan al lector a saber más sobre esa lengua dentro del cuarteto de lenguas en el que desempeña un papel tan importante.

Alfons Knauth

 Alfons Knauth es Catedrático Emérito de Filología Románica en la Universidad del Ruhr en Bochum (Alemania) y fue presidente del Comité de Investigación “Mapping Multilingualism in World Literature” (Cartografía del multilingüismo en la literatura universal), dentro de la Asociación Internacional de Literatura Comparada (2007-2013). Es autor de numerosos libros y artículos sobre literatura europea y latinoamericana, escritura creativa y multilingüismo literario, entre ellos Literaturlabor (La Muse au point, 1986), coeditor de la enciclopedia Comparative Literature (3 vols. UNESCO-EOLSS 2010), editor de Translation & Multilingual Literature (2011) y coeditor de los volúmenes Imaginaire et idéologie du plurilinguisme littéraire et numérique (2014), Migrancy and Multilingualism (en prensa) y Figures of Transcontinental Multilingualism (en prensa). In 1981 fundó la revista literaria Dichtungsring (Bonn, Germany), varios de cuyos 44 volúmenes están dedicados al principio del poethik polyglott, estética y ética de la poliglosia.

Traducción: Enrique Bernárdez Sanchís

Ver: http://vkm.is/delta

Traducción del prólogo danés

La lengua poética del amor

La lengua materna es nuestro lenguaje del corazón, hablar con lengua ajena es cosa vana.”* Si has tenido a Grundtvig como compañero de viaje desde la juventud – como me ha sucedido a mí – no se puede evitar en principio sentirse un poco provocado por los poemas de Peter Wessel compuestos por palabras y frases danesas, francesas, españolas e inglesas al parecer en cualquier orden. No obstante, hay que comprender que la poesía en estos poemas se nutre de una profunda identificación con los cuatro idiomas y aceptar la molesta verdad que toda traducción es pobre. Cada idioma tiene su historia, sus connotaciones y sus ritmos.

Peter Wessel ha tomado la decisión consciente de tocar sus cuatro teclados linguísticos a la vez. Una decisión de una sinceridad sin ambages. Escuchando a Peter leer sus poemas, se puede llegar a oir los cuatro idiomas como si de una composicion a cuatro voces se tratara. Y cuando un determinado concepto a veces se repite en diferentes idiomas uno tras otro se nota que consigue con cada idioma añadir un tono más a la armonía. Esta polyfonía de cuatro idiomas es aumentada con dos dimensiones más: por una parte con la música del compositor y guitarista danés Mark Solborg y el clarinetista español Salvador Vidal y por otra parte con las delicadas, transparentes y polisémicas imágenes de la artista española Dinah Salama. Tanto la música como las imágenes acompañan los poemas y continúan elaborándolos por su cuenta. Un auténtico Gesamtkunstwerk, para emplear una palabra alemana que tampoco se traduce bien a ningún otro idioma.

Parecido a un delta fluvial, muchas cosas acaban confluyendo en DELTA, el libro de poesía. No únicamente los idiomas, la música y las imágenes, pero tambien los recuerdos, el momento cercano y las visiones de lo eterno o perpetuo. Si se ha seguido un poco a Peter Wessel y su poesía se sabe que concede un significado mítico al pueblo medieval de Conques-en-Rouergue en el sur de Francia, y de ello trata precisamente el poema llamado “Lieu de Naissance”. El pueblo, la abadía y la preciosa iglesia románica no han dejado nunca de estar poblados de peregrinos camino de Santiago de Compostela. En el poema “Conques, la quête” Peter describe con tierna ironía la interacción y el contraste entre “las almas en vilo con sus vidas a cuestas” y los viejos e imperturbables muros entre los que se mueven. Aquí todos vienen y se van y todo sigue igual. En este poema el multilingüismo cobra un significado especial ya que recuerda las muchas lenguas de los peregrinos a través de los tiempos.

Nosotros, los daneses, sin duda tenemos una ventaja frente a la mayoría de los receptores de los poemas de Peter Wessel: Sentimos la pequeña descarga en el corazón cuando el sonido de palabras y modismos daneses suenan entre los demás idiomas. Palabras que utilizamos todos los días y en las que confiamos se convierten de repente en algo vulnerable y valioso. Muy conmovedor es el poema “Bedstefar”, el poema a la amada nieta cuya única palabra danesa es precisamente “bedstefar” [abuelo]. En el poema de amor “Margarita” la primera estrofa termina con las palabras danesas “perle, blomst og du” [perla, flor y tu]. Todo el significado del nombre Margarita –y a la vez el sentido del poema– está escondido en estas tres palabras. Las tres palabras adquieren un significado especialmente hondo para los daneses estando aisladas entre otros idiomas.

¿Hay que concluir que el danés a pesar de todo es el lenguaje del corazón para Peter Wessel? Probablemente lo es… igual que el francés, el inglés y el español. Peter deja hablar a su corazón en su poesía, y esto sin duda está en el espíritu de Grundtvig.

 *Cita de Grundtvig. Nikolaj Frederik Severin Grundtvig (1783-1872) fue un maestro, escritor, poeta, filósofo, pastor y político danés. Es considerado una de las personas más influyentes de la historia danesa y el padre ideológico de las universidades populares. La mentalidad tolerante y social-demócrata de los daneses debe mucho a Grundtvig.

Birgitte Hørdum

Birgitte Hørdum nació y creció en Dinamarca y ha dedicado su vida al trabajo con el lenguaje y la música. Mientras estudiaba filología danesa y alemana en la universidad entró en contacto con el mundo de la radio a través del Coro de Niñas de la Radio Danesa, y en 1979 obtuvo un puesto como redactora en la redacción danesa de la radio internacional alemana Deutchlandfunk, la futura Deutche Welle. Más adelante Birgitte Hørdum será la directora del pequeño equipo llamado “La voz danesa de Colonia”.

Birgitte vive en Colonia con su esposo, el escultor Hingstmartin. Allí comparte su tiempo entre las actividades como asesora de lenguas, presentadora, traductora y intérprete de conferencias, además de dar conciertos con distintos coros.

Traducción: Peter Wessel

Delta, el hacer del poeta rapsoda

La escritura de Peter Wessel se caracteriza por un estilo minimalista y sobrio, al que se añade un talento especial para contarnos sus poemas “en voz”, en diálogo con excelentes músicos acostumbrados a la exploración de mundos sonoros, como Salvador Vidal, y Mark Solborg, y esto tan sencillo, pero difícil de conseguir, convierte a Peter en uno de los poetas contemporáneos más interesantes.

Peter nos brindó en cierta ocasión una de las anti-definiciones de poesía más desprejuiciadas que recuerdo: la poesía no son instrucciones para abrir una lata, así que, al empezar a hacer algún sencillo apunte de su obra me gustaría decir, en primer lugar, que sus poemas se despliegan en itinerarios de partida y regreso de múltiples viajes y peripecias vitales. Esos bucles de “la pérdida”, la nostalgia, y la celebración del encuentro, son sus trazos fuertes.

Sobre el deseo expreso del poeta de decir “nosotros”, o “pueblo”, antes que “yo”, recuerdo unos versos de Peter que siempre me gustaron especialmente de su poema «Poem in the Rain»: en cuanto al río / él no tiene ojos / para la singularidad / de las gotas.

La poesía de Peter Wessel no oculta una delicada vulnerabilidad sentimental, porque a Peter no se le escapa, precisamente por haber vivido entre tantas culturas y países diferentes, lo que se compromete uno ante cada nuevo horizonte, ante la anexión vital de otros paisajes mentales y emocionales, aquello que queda sembrado alrededor de lo que vivimos en cada lugar y en cada instante: el bosque de afectos que seguirá creciendo allá sobre territorios que ya no son nuestros, y que se quedaron muy lejos tras la partida necesaria, o impuesta por las circunstancias, los lugares que continúan latiendo/nos expresados en varios lenguajes aprendidos, no en el estudio, sino viviendo la vida allí. Y son las sonoridades de estos lenguajes, su música, más que su contenido, lo que trae Peter como cosa principal a sus poemas: su especial ir al grano sin perder lirismo, la inteligencia de su tetralingüismo para explorar afinidades de sentido y sonido, y también las disimilitudes de las lenguas.

Peter actualiza la errancia de los viejos juglares, y con gran aptitud para lo multidisciplinar, -algo que se ha convertido en su método de trabajo-, se convierte, queriendo o sin querer, en ejemplo de poeta actual, haciendo por otra parte la cosa más vieja del mundo: contarnos historias, con el interés añadido de los diálogos de palabra y música: una fértil co-creación con músicos contemporáneos. Y no olvidamos que Peter de jazz sabe muchísimo pues ha estudiado, tocado y coleccionado esta música desde muy jóven, ha sido organizador de festivales internacionales de jazz y actualmente se dedica a la enseñanza de la música popular norteamericana desde un enfoque antropológico.

Este enfoque particular sobre lo sonoro y lo multidisciplinar nos recuerda que hay un grado de integración de la música en la poesía y al contrario. Uno y otro lenguaje se ven afectados en su co-existencia, que es más que una mera colaboración, tal vez una fusión en cópula libre que resulta en un agrandamiento, o nuevo nacimiento de cada lenguaje concreto. ¿No nacieron así las mejores canciones?

En el territorio concreto de la poesía en voz, Peter sabe aprovechar la energía de la música, no sólo los significados de las palabras en cada idioma que maneja. Con independencia de que disfrutemos estas cualidades en sus recitales, ya en la misma lectura de los poemas se puede apreciar que el orden particular de vocales y consonantes fabrican una partitura visual concreta. El lector que tal vez conozca solo uno, o dos, tres, y los más afortunados los cuatro idiomas que Peter conoce e intercambia, puede participar también del asombro por la diversa organización de sonidos y contenidos, de los signos consonantes y vocales conformando las geologías de los diversos paisajes lingüísticos. Se puede disfrutar este viaje por los poemas de Peter como desde la ventanilla de un tren mirando sin intención; así Peter aprovecha los fértiles recursos del collage, o arte de juntar piezas distintas cuyos mutuos tonos se van afectando en el dibujo total de una época, la nuestra, que lo mezcla todo y lo agita todo, tanto en estilos como en contenidos, todo ello, con alma, con nostalgia viva, tal vez nostalgia sin pena, si tal cosa pudiera decirse. Un craquelado que sigue fracturándose, o comunicándose en los múltiples pliegues de la sensibilidad del poeta.

El nuevo trabajo de Peter lleva el nombre de DELTA, haciendo referencia, según dicta uno de sus poemas “On the Edge of the Word” (en el filo de la palabra), a la boca como fuente de la palabra y confluencia de la vida, la puerta de los ríos, y tal vez, -me digo en mi desbocada imaginación-, haya un acercamiento al subconsciente judío de Peter por herencia materna, en la concentración concreta de los significados seminales que pudiera contener una sencilla letra: delta/daleth, la boca/puerta, donde comienza la asimilación, la puerta/abertura/ lugar, por donde la energía síquica de las palabras se exterioriza.

Entre estos nuevos poemas de Peter, hay como suele haber entre sus preocupaciones, un explícito poema político: “Avaricia y Llanto”, lo que yo me he acostumbrado a llamar: un poema de asco al poder, versus la loa de un barrendero gitano, o la rima de Margarita, o poemas de amor al jazz, o el regreso de los viejos sueños, y el nuevo retorno al pueblo medieval de Conques, tan ligado al poeta, donde las Campanas / klokker, bells / no rompen el silencio. / Sólido, minéral. In / mutable.

Escuchemos en la obra de Peter Wessel, en el estímulo de los diferentes modos de decir un nombre, o un verbo: la misma cosa dentro. Es nuestro amigo de los poetas que fertilizan culturalmente aquel lugar en el que decidan vivir. Por suerte para nosotros ahora: Madrid /Lavapiés, cualquier lugar del mundo. Así Delta, en el filo de la palabra, the cavity we all came from (triángulo matriz del que nace el dibujo de la letra griega y sus íntimas conexiones), aquello que para y separa las aguas y las deja fluir en lo que sobrepasa las condiciones de estancamiento, para romper finalmente en «el gran vacío, el mar, la madre, la boca abierta«, como refleja esta poesía sin fronteras y con varias prósperas raíces, a espejo de nuestro tiempo, en el hacer del rapsoda que en la diversidad y el constante cambio de país encuentra su modo más sincero de vivir, su poema en acción.

Teresa Sebastián

Ver: http://vkm.is/delta

TERESA SEBASTIÁN nació y creció en Bilbao, donde cursó sus estudios de Arte. Ha publicado los poemarios: Óxido en Bilbao, La noche incandescente (Ed.Libertarias), Frágil (Huerga y Fierro editores) y ha dirigido en esta misma editorial la colección Libros de Yggdrassil. Desde 1998 está comprometida en la búsqueda de diálogos de su poesía con paisajes sonoros obtenido en grabaciones de campo y con músicas de improvisación libre en co-creación con músicos como Suso Saiz, Luis Paniagua, Javier Paxariño, Juan Carlos Blancas, Niraj Kumar, Llorenç Barber, Chefa Alonso. Sus propuestas de escena han sido llevadas al Museo Nacional Reina Sofía, Museo Würth, Círculo de Bellas Artes, El Teatro Español, etc. Desde 2009 fue iniciadora y directora artística del festival POESÍA EN CONCIERTO, con sede en el Teatro Español. Teresa Sebastián ha dirigido en 2013 el documental «Latidos», en torno a la obra del videoartista Benjamín Larrea.

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