Profesión de fé poética

Para mí la poesía es un idioma en sí cuya gramática es la música. El sonido de las palabras y las asociaciones que crean entre ellas permiten al poeta en estado de inspiración -es decir momentáneamente ausente de sí mismo, absorbido por la belleza del lenguaje- llegar a un sentido que no puede alcanzar mediante la razón lógica, discursiva.

Yo compongo mi poesía con las palabras que han entrado en mi vocabulario a medida que mi vida me ha ido sumergiendo en cuatro culturas diferentes: la danesa, la norteamericana, la francesa y la española, poniéndolas como perlas sobre un hilo musical que toca un músico de jazz en mi oído interno mientras escribo.