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<p class=»MsoNormal» style=»text-align: justify; line-height: normal;»><span style=»font-size: 14pt; color: #333333;»>“La lengua materna es nuestro lenguaje del corazón, hablar con lengua ajena es cosa vana.”* Si has tenido a Grundtvig como compañero de viaje desde la juventud – como me ha sucedido a mí – no se puede evitar en principio sentirse un poco provocado por los poemas de Peter Wessel compuestos por palabras y frases danesas, francesas, españolas e inglesas al parecer en cualquier orden. No obstante, hay que comprender que la poesía en estos poemas se nutre de una profunda identificación con los cuatro idiomas y aceptar la molesta verdad que toda traducción es pobre. Cada idioma tiene su historia, sus connotaciones y sus ritmos.
Peter Wessel ha tomado la decisión consciente de tocar sus cuatro teclados linguísticos a la vez. Una decisión de una sinceridad sin ambages. Escuchando a Peter leer sus poemas, se puede llegar a oir los cuatro idiomas como si de una composicion a cuatro voces se tratara. Y cuando un determinado concepto a veces se repite en diferentes idiomas uno tras otro se nota que consigue con cada idioma añadir un tono más a la armonía. Esta polyfonía de cuatro idiomas es aumentada con dos dimensiones más: por una parte con la música del compositor y guitarista danés Mark Solborg y el clarinetista español Salvador Vidal y por otra parte con las delicadas, transparentes y polisémicas imágenes de la artista española Dinah Salama. Tanto la música como las imágenes acompañan los poemas y continúan elaborándolos por su cuenta. Un auténtico Gesamtkunstwerk, para emplear una palabra alemana que tampoco se traduce bien a ningún otro idioma.
Parecido a un delta fluvial, muchas cosas acaban confluyendo en DELTA, el libro de poesía. No únicamente los idiomas, la música y las imágenes, pero tambien los recuerdos, el momento cercano y las visiones de lo eterno o perpetuo. Si se ha seguido un poco a Peter Wessel y su poesía se sabe que concede un significado mítico al pueblo medieval de Conques-en-Rouergue en el sur de Francia, y de ello trata precisamente el poema llamado “Lieu de Naissance”. El pueblo, la abadía y la preciosa iglesia románica no han dejado nunca de estar poblados de peregrinos camino de Santiago de Compostela. En el poema “Conques, la quête” Peter describe con tierna ironía la interacción y el contraste entre “las almas en vilo con sus vidas a cuestas” y los viejos e imperturbables muros entre los que se mueven. Aquí todos vienen y se van y todo sigue igual. En este poema el multilingüismo cobra un significado especial ya que recuerda las muchas lenguas de los peregrinos a través de los tiempos.
Nosotros, los daneses, sin duda tenemos una ventaja frente a la mayoría de los receptores de los poemas de Peter Wessel: Sentimos la pequeña descarga en el corazón cuando el sonido de palabras y modismos daneses suenan entre los demás idiomas. Palabras que utilizamos todos los días y en las que confiamos de repente se convierten en algo vulnerable y valioso. Muy conmovedor es el poema “Bedstefar”, el poema a la amada nieta cuya única palabra danesa es precisamente “bedstefar” [abuelo en danés, N.d.T]. En el poema de amor “Margarita” la primera estrofa termina con las palabras danesas “perle, blomst og du” [perla, flor y tú, N.d.T]. Todo el significado del nombre Margarita –y a la vez el sentido del poema– está escondido en estas tres palabras. Las tres palabras adquieren un significado especialmente hondo para los daneses estando aisladas entre otros idiomas.
¿Hay que concluir que el danés a pesar de todo es el lenguaje del corazón para Peter Wessel? Probablemente lo es… igual que el francés, el inglés y el español. Peter deja hablar a su corazón en su poesía, y esto sin duda está en el espíritu de Grundtvig.
* Cita de Grundtvig. Nikolaj Frederik Severin Grundtvig (1783-1872) fue un maestro, escritor, poeta, filósofo, pastor y político danés. Es considerado una de las personas más influyentes de la historia danesa y el padre ideológico de las universidades populares. La mentalidad tolerante y social-demócrata de los daneses debe mucho a Grundtvig.