when we lived in the city
nobody dropped by for a visit
then we moved into the hills
now people drop in all the time
traveling to share our solitude
when we lived in the city
nobody dropped by for a visit
then we moved into the hills
now people drop in all the time
traveling to share our solitude
Det er ikke min skyld,
no es culpa mía,
it’s not my fault. No
m’accuses, ce n’est pas de ma faute.
Den slags ting, ce
genre de choses
passent.
No podemos hacer nada
contra el orden de las cosas
If we are smitten
so we are
the Creator no doubt
has a master plan
y nosotros, músicos mundanos,
musiciens de ce monde
-ci,
encore pas une terre promise
we must improvise
over the tone
sí, diese töne
which we hear, but cannot interpret
ce n’est pas notre faute
det er ikke
vores skyld:
on nous a mis ici.
Only God,
Dios y los deseos
de nuestros padres de esta tierra,
aún no prometida
saben por qué.
Know why.
So don’t blame me
Por Mª Dolores Jaraba. Fotos Ana Diaz-Guerra
¿Cómo descubriste el Jazz, Peter?
Cuando tenía 12 años, mi padre, que cantaba maravillosamente bien, quiso asegurarse de que yo tuviera una buena introducción a la música. Con este fin se abonó a un club de música clásica que cada mes enviaba una caja con cuatro elepés, más un folleto explicativo, en torno a un compositor famoso de la música clásica centroeuropea de los siglos XVI-XIX. Uno distinto cada mes: Bach, Beethoven, Mozart, Schubert… Se conoce que los asesores del club tenían la ambición de evitar un eventual encasillamiento musical de sus clientes, porque con cada envío venía también un elepé con jazz de lo más exquisito. Vivíamos en el campo y mi padre solía estar en su bufete cuando llegaba el cartero, y mi madre dejaba el paquete a mí. No recuerdo cuantos discos de jazz había “consumido” cuando mi padre se dio cuenta de la razón de que todos los paquetes estuvieran abiertos y que los elepés se encontraran pulcramente colocados en la estantería de discos ¡pero todos en estado virgen, sin quitar el precinto! Estaba furioso: ¡no solamente su hijo no había seguido los cursos de música clásica, además se había convertido en un jazzfan! ¡Él mismo había causado mi perdición! Para mi padre el jazz te llevaba directamente a las cuevas de opio y prostitutas. Curiosamente era un gran amante de los gospels y los negro spirituals –las voces del Golden Gate Quartet y Mahalia Jackson se oían a menudo en mi hogar. Entonces no tenía la erudición para saber lo que hoy enseño en mis cursos sobre la historia del jazz: que la reacción de mi padre era muy similar a la de los devotos padres cristianos en las casas negras de la posguerra civil americana. Para ellos la música rítmica sagrada era good: gustaba a Díos. La música rítmica secular, contaminada por el blues, al contrario, era bad: era el licor del diablo y su práctica se debía prohibir.
¿Qué te aporta el jazz frente a otros tipos de música?
No me gusta “enfrentar” el jazz a otros tipos de música. Creo que la escucha de buena música de cualquier clase y estilo es intrínsecamente saludable. Nutre el alma. Para mí el jazz –como el flamenco para los aficionados de esa música– es una actitud hacia la vida, o incluso una forma de vida. Penetra todas las actividades de mi cuerpo, mi mente y mi corazón. Me ha liberado, me ha quitado prejuicios, me ha aportado un sentimiento de solidaridad con la gente oprimida. Es positividad, resistencia y resilience; una celebración de la vida, amor y, por lo tanto, alegría.
¿Qué estilo y género de jazz practicas?
Hace 55 años tocaba el banjo tenor en una banda de jazz tradicional ( o New Orleans Jazz, como también se llama). Un par de años después empecé a tocar el clarinete con la esperanza de llegar a ser un clarinetista profesional de jazz. Preocupado por las perspectivas de este proyecto, mi padre me convenció de que era importante tener una buena técnica instrumental, y me ayudó a encontrar un profesor. Resulta que mi profesor era clarinetista en la Capilla Real. Un excelente clarinetista de música clásica. No tardé en desarrollar un buen sonido y una buena técnica. Leía las partituras con soltura y apego. Con tanto apego que ya no me atrevía a improvisar. Mi futuro como músico de jazz profesional había entrado en una calle sin salida. Eso suele ocurrir cuando se aprende las reglas en vez de aprender a jugar. Es significativo que en inglés “jugar” y “tocar” son la misma palabra, play. Hace treinta años empecé a tocar America’s instrument: el banjo de cinco cuerdas, el único instrumento musical desarrollado en los Estados Unidos. Irónicamente no es un instrumento que se preste a la práctica de jazz –la música genuinamente norteamericana–, contrariamente a lo que es el caso para el banjo tenor que no tiene la cuerda bordón, que se toca con púa y que tiene un sonido más potente y permite chording. Toco Old Time Music, una música afro-celta de baile que nació en los valles de Carolina del Norte y que frecuentemente se tocaba en dúo banjo-fídula (fiddle) con un afroamericano tocando el banjo y un descendente de escoceses o irlandeses tocando el violin (fídula). Sin embargo, no toco en público (sigo teniendo pánico del escenario como instrumentista). En realidad, mi respuesta a la pregunta previa también vale como respuesta a esta pregunta: toco el jazz en todo lo que hago. Como poeta de la palabra hablada, recito desde hace quince años mis “polyfonías” (poemas que entretejen cuatro idiomas: inglés, francés, español y danés) en diálogo con dos músicos, un clarinetista y un guitarrista. La música que hacemos es música improvisada, pero no es jazz, es la música específica de “Polyfonías Poetry Project”.
¿Cuáles son tus referentes dentro del mundo del Jazz?¿Cuáles son tus referentes dentro del mundo de la poesía?
Los músicos que más escucho son: Louis Armstrong, Thelonious Monk, Duke Ellington, Miles Davis, Charlie Parker, Sidney Bechet, Django Reinhardt, Charlie Mingus y Abdullah Ibrahim (un viejo amigo mío). Y los cantantes: Billie Holiday, Sarah Vaughan, Carmen McRae, René Marie, Frank Sinatra y Mel Tormé. De los poetas de la transmisión oral que me inspiran mencionaría a Langston Hughes, Jayne Cortez y Bob Kaufman.
¿En qué grado jazz y poesía tienen relación y se pueden fusionar?
Básicamente no hay ninguna diferencia entre las dos formas de expresión artística, salvo que una de ellas utiliza la voz humana como instrumento. Desgraciadamente hay muchos poetas contemporáneos que no parecen tener la menor idea de música: sus poemas son carentes de ritmo y de melodía y no se nota una sensibilidad en torno al sentido del sonido de las palabras. Porque en la poesía, el sonido de la palabra transmite un sentido más allá de la semántica. Un auténtico poema no necesita fusionarse con la música. ES música. Yo trabajo con dos músicos porque me considero un músico que se expresa a través de la palabra y me gusta dialogar con otros músicos.
¿Es difícil trabajar como músico de jazz?
Si te refieres a si es difícil ganarse la vida como músico de jazz, diré que no es difícil si tienes talento, conoces bien tu instrumento y sabes promocionarte (o tienes un buen representante). El poeta que únicamente se expresa a través de la palabra escrita lo tiene muy crudo. Hay mejores perspectivas para la poesía hablada, con la condición de que es música.
¿Qué te interesa dentro del jazz para investigar y explorar en un futuro?
En el curso que enseño bajo et título “Arquetipos del sueño americano. La historia del jazz y el musical de Broadway” empleo un enfoque antropológico, ya que la historia del jazz es la historia de Norteamérica como nación con rasgos culturales propios. Los estilos de jazz, sus ritmos y el tamaño y composición de sus bandas y orquestas reflejan con gran precisión la evolución y los acontecimientos sociales, científicos, religiosos, económicos, demográficos y culturales en la sociedad norteamericana. Defiendo la tesis de que el jazz –la auténtica música americana–, igual que las comedias musicales de las fábricas de sueños de Broadway y Hollywood, a los que puso sus ritmos sincopados, ha podido nacer y proliferar gracias al encuentro –no siempre armonioso– de dos pueblos que vivían su diáspora en América: los afro-americanos y los judíos ashkenazi rusos. Aunque la línea general de mi curso permanece más o menos igual, cada edición se aprovecha de mi investigación en curso. Este año pondré énfasis en la sobrevivencia en América de los ritos y músicas africanos durante la esclavitud y en cómo los negros lograron identificar y promover una identidad específicamente afro-americana.
¿Prefieres la puesta en escena individual o en grupo, austera u ornamentada?
Creo que, si los arreglos son buenos, ni sobran ni faltan músicos en el escenario. Mi gusto personal tiende a preferir la austeridad, no me atrae lo muy ornamentado.
¿Cómo valoras al público de jazz actualmente?
El jazz nació como una expresión musical con una función social. Era música de uso, para bailes, entierros, burdeles. Sufre cuando se vuelve demasiado intelectual. También sufre de butacas. En las iglesias negras no había bancos, la congregación bailaba en círculos. De modo que pienso que el problema tiene antes que ver con la música que con el público. Siempre le viene bien un baño en el río del blues. Dicho esto, pienso que siempre es bueno para el público tener algunos conocimientos de la historia de la música. El arte se vuelve más profundo cuando el usuario es capaz de apreciar la perspectiva histórica. Y este es un tema candente hoy. Con la cantidad de información –o más bien ruido – que recibimos, todo a la vez y de varias fuentes, la capacidad de concentración es muy limitada. Con mis cursos antropológicos sobre la historia del jazz estoy intentando crear un público más entendido (en el buen sentido de la palabra), menos purista, con horizontes más amplios para disfrutar mejor de un arte con tantas fuentes y tantos confluentes como tiene nuestra música.
¿Qué estilos o géneros sientes cercanos al jazz, y que puedan fusionarse con el jazz?
Tengo mis precauciones cuando oigo la palabra “fusionar”. Es como si el mero hecho de fusionar fuese una virtud o una señal de progreso. Para que salga un niño bienaventurado de padres de diferentes culturas primero tiene que haber amor y curiosidad y respecto mutuos. Y luego las condiciones óptimas para su desarrollo. Pienso que muy pocos músicos han añadido algo original al jazz desde mediados de los años 60. Tal vez sería útil reservar la palabra jazz para un tipo de música que se desarrolló principalmente en EEUU y Europa en las seis primeras décadas del siglo XX. Con los nuevos movimientos demográficos y el creciente mestizaje entre razas y etnias, será cada vez más frecuente que los músicos (y los demás artistas) hayan absorbido varias tradiciones musicales y puedan entrar en un diálogo fructífero con músicos de otras “tribus”.
¿Qué actividad dentro del mundo del jazz es la que mas disfrutas: cantar, emocionar, contar la historia, componer, dar clases y talleres…?
Gozo cuando recito mi poesía polifónica, especialmente en diálogo con uno o varios músicos, y cuando logro hacer ver o entender algo a un alumno.
¿Cómo valoras tu experiencia de profesor de talleres de jazz y musical? ¿ Es fácil enseñar jazz?
Si el alumno está motivado, no es difícil enseñar. Es divertido y enriquecedor. Las reacciones –el feedback– que he recibido durante y después de mis cursos han confirmado mi convicción del valor humanístico y educativo del jazz. Me refiero a que nos libera de la camisa de fuerza que nuestra sociedad occidental, tan dada a separar lo corporal de lo intelectual, la sensibilidad de la sensatez, el gozo del logro nos ha impuesto. Suelo decir que el jazz entra por las tripas, no por la cabeza (la jerga de jazz está llena de expresiones que se refieren a las tripas –las guts. Gut feeling, por ejemplo, es intuición) Cuando escuchas el jazz no te puedes quedar quieto. Si no te mueves, es o porque sigues bloqueado por conceptos de orden moral o porque el jazz que escuchas se ha alejado de sus raíces cerca del río del blues. No tiene swing. El jazz es un arte popular, un arte de uso que siempre ha acompañado movimientos físicos: el baile, el juego de amor, la marcha al cementerio. Y es un arte contaminado que no reconoce diferencias raciales o étnicas y que se burla de elitismos y supremacías. Como además es una larga improvisación sobre todos los acontecimientos sociales, demográficos, religiosos, científicos, políticos, tecnológicos, económicos etc. que caracterizaron el periodo más convulso y dinámico de la historia humana, sin duda es la expresión artística más polifacética y más integradora de nuestra cultura. Escucha a Billie Holiday cantar “Body and Soul” y es tu cuerpo que te va a liberar de tus prejuicios inhibidores.
¿La cultura jazzística es distinta en el mundo anglosajón y en el mundo latino? ¿En qué se notan estas diferencias?
El jazz es una música de transmisión oral. Una música que quiere ser un cante, el cante que desde siempre ha acompañado el baile de la vida de los africanos. El músico busca su voz en el instrumento. Puesto que cada idioma tiene su ritmo, la música de cada idioma necesariamente es distinta. El inglés tiene muchas más palabras monosílabas que el español, lo que le hace más dúctil, más flexible, y su ritmo y su prosodia también son distintos. Es más fácil conseguir el swing (componente esencial en el jazz) con palabras o frases inglesas que con palabras o frases en español o francés. Las traducciones en español de las letras de los jazz standards suelen ser catastróficas. Cada cultura desarrolla un lenguaje musical que se adapta a su idioma y a su ritmo vital. Sin duda, la copla expresa mejor que ninguna otra forma musical la cultura española.
La etiqueta “Made in the USA” a penas tiene cien años de vida. Durante los meses de abril y mayo impartiré un curso que seguirá los caminos que llevaron a la creación de un lenguaje musical y unos valores culturales que acabaron dando coherencia y personalidad a un territorio enorme, escasamente poblado por tribus indígenas y sin otras leyes que las naturales que, con una velocidad vertiginosa, había sido poblado por emigrantes de muchas nacionalidades del llamado “viejo mundo” y los esclavos que éstos, una vez establecidos, importaron de Africa.
En los últimos años los grandes musicals de Broadway están experimentando un revival –una renovada popularidad– en España y también hay un creciente interés por el jazz. Sin embargo, poca gente sabe de donde viene esta música sincopada, raíz de toda la música popular occidental. No sabe que es el más genuino producto del “American dream”, soñado por dos pueblos que vivían su diáspora en EEUU –el de los inmigrantes judíos ashkenazi huidos de Rusia y el de los negros traidos de África como esclavos– y que ha sido instrumental para el cumplimiento de este sueño profundamente democrático. El motivo de este curso es procurar una perspectiva histórica y antropológica del “Great American Songbook” (el cancionero norteamericano) para su mayor disfrute y de paso corrigir eventuales malentendidos relacionados con la cultura estadounidense.
La estructura del curso es cronológica: seguirá la evolución de la música americana desde principios del siglo XIX hasta la “generación del ‘68”, haciendo hincapié en canciones que se han convertido en “clásicos de la música popular” o “jazz standards”. Hay cuatro grandes capítulos y cada uno abarcará dos sesiones:
1. The promised land: 1820-1880. Buscando América
2. The Birth of Jazz / Tin Pan Alley: 1880-1929. Haciendo América
3. Canciones de Broadway y Hollywood: 1929-1955. Pennies from heaven.
4. The Heritage: Post 1963. Songs of protest, songs of love
Mi enfoque es eminentemente antropológico: aunque vamos a escuchar muchísimas maravillosas canciones, interpretadas por los mejores artistas, y en muchos casos estudiar la letra y la música y conocer los autores de canciones especialmente significativas, no dejaré en ningún momento de verlas en una perspectiva sociopolítica.
El curso empezará el martes día 14 de abril de 2015 y se dará cada martes de 19 a 20:30 h. hasta el 2 de junio. Son 8 martes. El precio es 100 euros en total, a pagar 50 euros al principio de cada mes. Se puede asistir a clases sueltas abonando 15 euros.
Lugar:
Centro Sefarad Israel
Palacio Cañete
C/ Mayor 69
Madrid
Inscripción:
Peter Wessel
e-mail: pewessel@gmail.com
teléfono: 91 530 89 97 / 91 657 22 50
https://pewesselblog.wordpress.com/
Por fin estoy empezando a ver la luz. ¿Quién no va a empezar a ver la luz escuchando este maravilloso jazz standard, escrito por Duke Ellington y Harry James en 1944 y que al año siguiente, con la colaboración del saxofonista alto Johnny Hodges y el letrista Don George, se convirtió en un hit?
Yo, para ver la luz, necesito buena música, y una interpretación de la canción en la voz de Ella Fitzgerald me ha acompañado desde que tenía doce o trece años. Hoy, después de varias semanas de mal tiempo, brilla el sol en Madrid y de repente empiezo a comprender cómo funciona WordPress: qué es lo fijo y qué es lo dinámico, qué va arriba y qué va en un lateral. Es como el cuerpo humano o como el plano de una basílica. Hay cierta jerarquía. El emplazamiento tiene un sentido simbólico, y –como suele ocurrir en los sitios web– el sentido de las palabras es unidimensional como en un señal de tráfico. Para más inri son términos generalmente abstractos y fríos –«temas», «categorías», «tags»– palabras asignadas sin relación orgánica clara con su función e historia (o lo han perdido, caso de la bella y sensual palabra «página» –«page»– que sí tiene memoria, pero que en la realidad virtual ha sido lobotomizada). Esconden o disimulan las palabras llenas de vida y texturas musicales que se encuentran detrás. Un train peut en cacher un autre.
Yo era el último bloguero del mundo. Periodista de formación, veía esta incesante actividad con los dedos – o tan sólo con el pulgar – sobre los teclados como algo parecido al incesante hablar por el móvil: Trends que ensordecen y enmudecen. Ahora he comprendido que poner orden en un blog personal puede ser un buen ejercicio para poner orden y sistema en los pensamientos.
Tiene gracia: en los años sesenta no tenía mucho sentido dejar mi dirección a alguien, porque seguro que al mes siguiente había puesto mi tienda en otro lugar. Cuando conocí a Marga y me di cuenta de que esto iba en serio y podía terminar en matrimonio, le pregunté si era muy “móvil”. (Claro, era antes de que las estrellas de cine – los movie stars – se convirtieron en cuentas de teléfono móvil y cuando ”visa” era la palabra inglesa para un visado, un sello que necesitabas en tu pasaporte para entrar en ciertos países y no una tarjeta necesaria para sacar dinero de una máquina.) Sabía que alguien cuyo objetivo principal era encontrar a alguien con quien construir un nido permanente no estaría feliz conmigo.
Hoy, ya más estable en cuanto a posición física, sí podría poner una dirección geográfica fija en la página denominada contact. Pero ahora basta la dirección de correo electrónico que me sigue –permanente, y permanentemente– por todas partes.
Tal vez me precipité en anunciar mi nuevo blog y ahora me expongo a varias operaciones públicas a celebro abierto. A cerebro, digo, no a corazón. Sin duda vais a notar que este bloguero tiene corazón, pero no voy a diseccionar mi vida sentimental en la plaza pública.
Creo que la intervención cerebral –los cambios públicos de la organización de este blog– hasta puede resultar útil para otros que, como yo, emprenden su etapa de bloguero tardíamente. Así verán que hay otros que a lo mejor tienen todavía más dudas que ellos y que el blog es un work en progress – una obra en construcción – como ellos mismos. A fin y al cabo la palabra blog tiene relación con el log que lleva el capitán de un barco. Informa acerca de nuestra posición –y composición– en cada momento.
Estaba impaciente de compartir mi sueño – “Mon rêve” – con vosotros, ya que de alguna manera es la piedra angular de mi proyecto vital. Las circunstancias de la vida han hecho que esté atravesado por vetas de varias culturas de la misma manera que el pueblo de Conques-en-Rouergue –el pueblo medieval soñado–. Las voces de estas culturas suenan en mi poesía como en las calles del pueblo que hoy considero mi lugar de nacimiento.
Mis estudios de la iconografía lúdica románica –el baile, la danza, los disfraces, la mezcla lingüística de la cultura de transmisión oral– también están en perfecta armonía con mi amor por el jazz y mis estudios de la música popular norteamericana.
Como piedra angular de mi proyecto, “Mi sueño” obviamente tenía que estar siempre en el menú principal, pero también me parecía ser el ideal y necesario primer saludo a mis lectores. Quería que este blog reflejara la misma interculturalidad polifónica de mis poemas , por lo que me puse a versionar mi texto original en inglés y en danés. La versión española ya la tenía, puesto que “Mon rêve” había sido traducido y publicado por una revista española. Es –lo confeso– un texto muy largo, y, a medida que escribía, las primeras versiones iban desapareciendo debajo el horizonte al fondo de mi pantalla. Hemos vuelto a escribir sobre rollos, y para conocer nuestro pasado tenemos que scroll hacia abajo. Desde Gutenberg –y con aún más velocidad desde los hermanos Lumière– el pasado había ido desapareciendo hacia la izquierda del espectador. El futuro estaba adelante –es decir a la derecha–. De cualquier forma, siempre en sentido horizontal y no subterraneo. Me temía que –con el rollo del blog– vosotros, mis lectores e interlocutores, os ibais a artar de tanto cavar.
Para que cada persona pueda encontrar el idioma que mejor le vaya he decidido utilizar un color distinto para el inglés americano, el francés, el danés y el español. Sin embargo, no traduciré cada post en cuatro idiomas: los escribiré en el idioma (y el color) que el tema me inspire.
Con el sol y la buena música de esta mañana comprendí por fin como colocar mi sueño iniciático, y con esto resuelto procedo con mis posts. Os pido paciencia: las páginas con la información más “permanente” se irán completando poco a poco. Mientras tanto podéis consultar mi blogroll Yasni si necesitáis mas background –historial, fondo.