En Concas, cette conche,
tout arrive et tous repartent,
tout passe
et rien ne s’en va.
Tous se lèvent et tout s’enlève
et tout reste.
From “Conques, la quête”
Visit: http://www.instagram/wessel_conques
En Concas, cette conche,
tout arrive et tous repartent,
tout passe
et rien ne s’en va.
Tous se lèvent et tout s’enlève
et tout reste.
From “Conques, la quête”
Visit: http://www.instagram/wessel_conques
What happens
¿qué pasa when your lover has gone
y descubres que los que se pusieron tristes,
melancoliques
comme toi
are no longer there, have gone too
y que no queda nada del pasado que lamentar,
nadie se recordará del amante
o de su canción?
Sí, es cierto,
se fue el amante
and the melody stopped lingering on.
Se fue el amante, per-
haps, sans doute
l’amant se marchó, elskeren blev væk
mais l’amor, kærligheden
se quedó en tantos rasgos, in
so many traits, so many strokes,
autant
d’allures, autant de mots.
Words that are songs, songs
That are feelings, faces
In the crowd.
Gesichte, ansigter, identidades
que no corresponden con nadie
en concreto,
pero que brillan en esa palabra,
ce mot incrusté dans le mur qu’entoure
l’église de Sainte Foy,
la santa Fe
que no era más que una chavala
cuando murió for using
the wrong word for the same thing.
When your lover has gone
And the rain starts falling
på Solitudevej,
la Calle de las Lamentaciones
Solitarias
de mi niñez,
what do you say? ¿Cuál es la palabra, de qué
color es la piedra
preciosa
y de qué país ha venido?
¿Quién fue
el príncipe que puso
la piedra en su diadema?
¿De qué país, from
what land? How
did he arrive?
Avec le vent
tout s’en va, tout
s’enlève
som stenen i diademet, som
navnet på din elsker
comme le mot que dijiste
with the wrong accent, den
gale accent,
l’accent equivocado.
When your lover has gone
Like a stone, a gem
in the wall of the saintly girl,
the little Saint
Fides,
whose name is Faith
Fe, foi. Ma foi
I believe, not in miracles
or perhaps I do
en milagros,
mirakler,
underværker som stenen
vi ikke så i første omgang. La pierre
que fut violée
par notre ignorance,
forced into a place where it did not
belong.
Non pas sa véritable place
Like the wrong word in the right place, or
the right word en un lugar
equivocado. Que ni
la memoria quiere devolver.
How do we find that stone?
¿Qué nombre de qué piedra?
And which wall
shall witness our wailing, nuestras
lamentaciones?
When our lover has gone,
but love remains –quédese
el amor–
la fe basta,
faith is all we need
for the word to fall into place, for
at ordet kan finde
sin plads og sin mening.
Al fin lo que importa
Es reconocer, forstå,
realize
that what matters is not who
we look for, lo que buscamos,
l’important n’est pas
la chose cherchée, sinon
la chose rencontrée,
and love and faith,
stone or gem or pierre
will matter and belong because
we found it
at the adequate moment, à l’heure
precise.
Une retrouvaille, a
discovery whose value
is the coincidence, la
coincidence,
det heldige sammentræf,
la coincidencia significativa.
Y la piedra, the rhythm,
the word,
la palabra dans sa place
just in time
before the wind rises
et tout s’en va.
© Peter Wessel 2016
Canibaal nº5 features articles by: Josep Ruvira, Antonio Sambeat, Jorge García, Jorge Carrión; Fiction by: Servando Rocha, Daniel Ortiz, Chema García; Interviews with: Javier Vercher, Álex Conde, Lydia Lunch; Poetry by: Peter Wessel, Roger Santiváñez, Carlos Cociña; Photos by: Coral Hernández, Gil Rigoulet, Antoni Porcar, Esther Cidoncha; Artwork by: Lydia Lunch, César Reglero, Jean-Michel Basquiat, Dinah Salama.
poetry, music, art, handsome design and pleasant touch, directly from its author:
pewessel@gmail.com
25€ + shipping from Spain
Also available in well-assorted bookshops in Spain (“La Central”, “La Casa del Libro”, “Enclave de Libros”, “La Fugitiva”, “Con Tarima”, etc.) and – in Denmark and France – in the bookshops mentioned on my links page. Distributed internationally.
PETER WESSEL POLYFONÍAS POETRY PROJECT:
Peter Wessel / poetry in one and many tongues
Mark Solborg / composer / guitars / electronics
Salvador Vidal / bass and soprano clarinets / light percussion
Dinah Salama / collages, mixed media
Por fin estoy empezando a ver la luz. ¿Quién no va a empezar a ver la luz escuchando este maravilloso jazz standard, escrito por Duke Ellington y Harry James en 1944 y que al año siguiente, con la colaboración del saxofonista alto Johnny Hodges y el letrista Don George, se convirtió en un hit?
Yo, para ver la luz, necesito buena música, y una interpretación de la canción en la voz de Ella Fitzgerald me ha acompañado desde que tenía doce o trece años. Hoy, después de varias semanas de mal tiempo, brilla el sol en Madrid y de repente empiezo a comprender cómo funciona WordPress: qué es lo fijo y qué es lo dinámico, qué va arriba y qué va en un lateral. Es como el cuerpo humano o como el plano de una basílica. Hay cierta jerarquía. El emplazamiento tiene un sentido simbólico, y –como suele ocurrir en los sitios web– el sentido de las palabras es unidimensional como en un señal de tráfico. Para más inri son términos generalmente abstractos y fríos –“temas”, “categorías”, “tags”– palabras asignadas sin relación orgánica clara con su función e historia (o lo han perdido, caso de la bella y sensual palabra “página” –“page”– que sí tiene memoria, pero que en la realidad virtual ha sido lobotomizada). Esconden o disimulan las palabras llenas de vida y texturas musicales que se encuentran detrás. Un train peut en cacher un autre.
Yo era el último bloguero del mundo. Periodista de formación, veía esta incesante actividad con los dedos – o tan sólo con el pulgar – sobre los teclados como algo parecido al incesante hablar por el móvil: Trends que ensordecen y enmudecen. Ahora he comprendido que poner orden en un blog personal puede ser un buen ejercicio para poner orden y sistema en los pensamientos.
Tiene gracia: en los años sesenta no tenía mucho sentido dejar mi dirección a alguien, porque seguro que al mes siguiente había puesto mi tienda en otro lugar. Cuando conocí a Marga y me di cuenta de que esto iba en serio y podía terminar en matrimonio, le pregunté si era muy “móvil”. (Claro, era antes de que las estrellas de cine – los movie stars – se convirtieron en cuentas de teléfono móvil y cuando ”visa” era la palabra inglesa para un visado, un sello que necesitabas en tu pasaporte para entrar en ciertos países y no una tarjeta necesaria para sacar dinero de una máquina.) Sabía que alguien cuyo objetivo principal era encontrar a alguien con quien construir un nido permanente no estaría feliz conmigo.
Hoy, ya más estable en cuanto a posición física, sí podría poner una dirección geográfica fija en la página denominada contact. Pero ahora basta la dirección de correo electrónico que me sigue –permanente, y permanentemente– por todas partes.
Tal vez me precipité en anunciar mi nuevo blog y ahora me expongo a varias operaciones públicas a celebro abierto. A cerebro, digo, no a corazón. Sin duda vais a notar que este bloguero tiene corazón, pero no voy a diseccionar mi vida sentimental en la plaza pública.
Creo que la intervención cerebral –los cambios públicos de la organización de este blog– hasta puede resultar útil para otros que, como yo, emprenden su etapa de bloguero tardíamente. Así verán que hay otros que a lo mejor tienen todavía más dudas que ellos y que el blog es un work en progress – una obra en construcción – como ellos mismos. A fin y al cabo la palabra blog tiene relación con el log que lleva el capitán de un barco. Informa acerca de nuestra posición –y composición– en cada momento.
Estaba impaciente de compartir mi sueño – “Mon rêve” – con vosotros, ya que de alguna manera es la piedra angular de mi proyecto vital. Las circunstancias de la vida han hecho que esté atravesado por vetas de varias culturas de la misma manera que el pueblo de Conques-en-Rouergue –el pueblo medieval soñado–. Las voces de estas culturas suenan en mi poesía como en las calles del pueblo que hoy considero mi lugar de nacimiento.
Mis estudios de la iconografía lúdica románica –el baile, la danza, los disfraces, la mezcla lingüística de la cultura de transmisión oral– también están en perfecta armonía con mi amor por el jazz y mis estudios de la música popular norteamericana.
Como piedra angular de mi proyecto, “Mi sueño” obviamente tenía que estar siempre en el menú principal, pero también me parecía ser el ideal y necesario primer saludo a mis lectores. Quería que este blog reflejara la misma interculturalidad polifónica de mis poemas , por lo que me puse a versionar mi texto original en inglés y en danés. La versión española ya la tenía, puesto que “Mon rêve” había sido traducido y publicado por una revista española. Es –lo confeso– un texto muy largo, y, a medida que escribía, las primeras versiones iban desapareciendo debajo el horizonte al fondo de mi pantalla. Hemos vuelto a escribir sobre rollos, y para conocer nuestro pasado tenemos que scroll hacia abajo. Desde Gutenberg –y con aún más velocidad desde los hermanos Lumière– el pasado había ido desapareciendo hacia la izquierda del espectador. El futuro estaba adelante –es decir a la derecha–. De cualquier forma, siempre en sentido horizontal y no subterraneo. Me temía que –con el rollo del blog– vosotros, mis lectores e interlocutores, os ibais a artar de tanto cavar.
Para que cada persona pueda encontrar el idioma que mejor le vaya he decidido utilizar un color distinto para el inglés americano, el francés, el danés y el español. Sin embargo, no traduciré cada post en cuatro idiomas: los escribiré en el idioma (y el color) que el tema me inspire.
Con el sol y la buena música de esta mañana comprendí por fin como colocar mi sueño iniciático, y con esto resuelto procedo con mis posts. Os pido paciencia: las páginas con la información más “permanente” se irán completando poco a poco. Mientras tanto podéis consultar mi blogroll Yasni si necesitáis mas background –historial, fondo.
Era jueves, tarde o noche, o bien se hizo la noche desde la tarde, en una nueva librería “Enclavada” en el “Enclave” de Lavapiés, calle del oficio de relatar[1], mientras dos hombres y un clarinete me hablaban en dos, tres, cuatro idiomas distintos. ¿Distintos? ¿No era el mismo? Hace tiempo que se intentó sugerir aquel surrealista esperanto a toda la comunidad humana, un solo idioma de todos los habidos y por haber, sin éxito. Nunca supe si se trataba de retomar la construcción de Babel y contradecir a los dioses que dividieron nuestras lenguas terrenales desde sus cielos. Ahora bien, siempre pensé que era mejor así, cada uno con su lengua. ¿Por qué? Sencillo, aunque suene extraño: un mismo idioma para todos nos haría indiferentes los unos a los otros, y lenguas distintas nos causan la sana curiosidad por los demás, ya sea saber si hablan de nosotros, ya sea por saber qué dicen o escriben. Cuántas veces no habré pasado por alto un artículo o libro escrito en mi lengua, o lo habré rechazado con una (h)ojeada, y, sin embargo, cuántas veces me habré interesado en textos similares en otra lengua, desconocida o aprendida a medias. Baste la demostración poco matemática, pero cierta, de que diferentes idiomas nos obligan a interesarnos por lo ajeno. El clarinete suena y una voz recita, dos, tres, cuatro idiomas, ¿distintos? –decía líneas atrás-. No son distintos, son uno y el mismo: el de la poesía, o mejor dicho, el del poeta que habla y siempre hablará en su idioma, el propio labrado con años y más años de hablarlo.
El clarinete se llama Salvador, y la voz se llama Peter –Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, dijo alguien una vez-. Encontrarme juntas ambas palabras, Salvador y Pedro –nombres propios que vienen de palabras-, es un hecho magnífico, inusual –sólo una vez antes los vi unidos en un extenso libro-, pero no religioso. Del mismo modo, descubrir a Salvador y a Peter hablando diferentes lenguas y que todos los presentes les entiendan en las propias y las extrañas, no ocurre todos los días. Acaso únicamente el quincuagésimo contando desde la Pascua -long long time ago. Glosolalia, poliglotismo, heteroglotismo… POLYFONIA. Ese jueves del que hablo, entendí un milagro que siempre me habían relatado a fuerza de un santo espíritu y que a mí me resultaba posible entre los hombres sin recurrir a la santidad. Ese jueves, mes de febrero, escuché mi primera POLYFONIA.
Yo estaba sentado, atrás del todo, enterrado entre el público. Casi no veía a los protagonistas, pero a un recital no se acude a mirar, sino a escuchar.
Dentro de mí
Viven cuatro personas, each
With their own voice,
Su propia lengua,
Sa propre langue.
Hver med sit eget srpog
Og sin egen stemme.
He leído que una POLYFONIA no puede ser traducida –en realidad como toda poesía-. Yo diría más: no puede leerse, hay que oírla de labios de un polyfómano[2], es decir, de la voz que siendo una, son cuatro -¿existirá la tetranidad?-, porque es él, al caso Peter, quien sabe el acento justo a cada palabra en cada idioma. Not only se trata de poner one word in differents languages, como acabo de hacer, sino de ser capaz de escribir un poema con cada lengua en cada verso, como si el anterior o el siguiente estuvieran escritos en el mismo idioma. Algunas veces, una palabra francesa es mejor que una española o inglesa, o una danesa cubre el hueco vacío de su inexistencia en otros idiomas. Y no sólo por su significado. Las palabras, además de semántica, tienen su morfología y su fonética, su forma y su sonido. Una en español puede sonar mejor que su correspondencia en inglés, o la francesa tener menos monemas, o la posibilidad de contraerse frente a la de la otra lengua. Un verso puede ser más breve, más suave, más lento o más acentuado que su correcta traducción. En ello radicó una pequeña disertación sobre los quesos –fantástica, por cierto- y el marketing sonoro de la palabra, suave en Cheese, nuestra limpia Queso, la diplomática Fromage, y la ruda Ost. Desde mi silla y ante la primera POLYFONIA o ante los quesos, comprendía lo fundamental de un diccionario junto a su insuficiencia ante un poema.
The Word, le mot, la
Palabra.
Ordet.
Al fin y al cabo, se escriba el poema en la lengua que se escriba, éste no hablará nunca esa lengua cotidiana que tan fácilmente comprendemos de primeras en nuestras conversaciones diarias, porque la poesía es un idioma en sí misma al que todavía nadie le ha dedicado un diccionario decente –si es que se pudiera hacer tal cosa. Y digo yo, si hay poesía en tantos idiomas, por qué no ha de haber, efectivamente, tantos idiomas en una poesía.
Seguía sentado en mi silla. La POLYFONIA sonaba con su quinto idioma, la música, a veces en un solo de clarinete, otras con percusión. Ya no sabía si estaba en un recital o en un concierto de, quizás, Jazz –tan grato a Peter-, si en el s. XXI o frente al nómada juglar medieval –Dinamarca, Estados Unidos, Francia, España…- en su espectáculo poetico-musical reinventando el latín en las variadas formas de las lenguas romance mientras suena la zanfoña o la viola de arco. Presenciar el arte de juglaría era una de mis locuras en caso de que me ofrecieran viajar en el tiempo con alguna mágica máquina. Fue jueves, ese jueves de febrero del que hablo, veinticinco para ser exactos, el día que no me hizo falta una máquina del tiempo y cumplí con mi extraño sueño; no tan extraño si digo que a lo que quería asistir era a uno de los múltiples orígenes de la poética -la poesía, la nuestra, no es sólo letra escrita, sino que, de hecho, nació de la palabra hablada, cantada, rítmica y musical, en un humilde escenario y por un plato de comida, un chorro de vino y ropa usada.
Peter, juglar de Lavapiés –donde también hay barberillos que parodian óperas italianas-, nos hizo, momentáneamente, nietos suyos. ¿Cómo? Peter nos trajo en sus versos, a mitad del recital-concierto, a su nieta francesa Salomé, la cual, sólo conoce una palabra danesa con la que identifica a Peter: Bedstefar (abuelo):
Ma petite fille,
Salomé, mit barnebarn,
Mi nieta,
Para ti soy “Bedstefar”,
Tu única palabra en danés.
(…)
Salomé, nieta mía,
Para ti soy todavía poco más
Que una palabra, but a Word which,
Ahí dedans,
Contains,
Esconde,
Gemmer et løfte, a
Meaning and promise
That we both must explore:
Din “Bedstefar”,
Le meilleur père
De ta mère.
Al igual que Salomé, muchos de los presentes aprendimos nuestra primera palabra danesa (si excluimos Ost), única palabra, de momento. Toda la sala se hizo Salomé aprendiendo su primera y solitaria palabra, y todos repetimos para los adentros de nuestra memoria “Bedstefar-abuelo” para retener el tesoro que Peter nos legaba, envuelto en su idioma natal. Poco después, 1, 2, 3, ¡despierta!, y volvíamos del trance hipnótico de la POLYFONIA para ser nosotros otra vez, sobre nuestras sillas en un jueves veinticinco de febrero, más una nueva palabra -¡qué más da ya el idioma!- en nuestro interior. Como todo juglar, Peter no solamente canta y se recuesta en el colchón musical, sino que hace malabares con las palabras, prestidigitaciones, danza con ellas, juega y contorsiona las sílabas y hace números de equilibrista sobre finas cuerdas de letras, de palabras, words, mots… ord. Es lo que hacía el juglar, es lo que hace el poeta, para el que, siguiendo a Nietzsche, la simple palabra de todo idioma es ya una metáfora en movimiento de la realidad que evoca, metáforas que hemos olvidado que lo son, excepto Peter Wessel.
[1]Librería Enclave Libros en la calle Relatores.
[2]Fantástico neologismo de Peter Wessel: adicto al múltiple sonido.
Por Héctor Martínez Sanz