«Ceci est un poème»

Sobre la metapoesía, las polyfonías y una poética integradora

La única forma de acercarse al duende de la poesía es escribir poesía; al menos así lo entendió William Shakespeare cuando afirmó que la poesía “is the stuff which dreams are made of”. Sabiendo que la poesía no se puede explicar, compuso un pequeño poema; creó una metáfora que se desvanece en el momento en el que la intentamos enfocar. Como el rocío bajo la luz del sol. No nos dice que la poesía esté hecha de sueños, ni que la poesía sea un sueño o un conglomerado de sueños. De haber sido así, a lo mejor Sigmund Freud hubiera podido ofrecer una definición para los sueños. No. Shakespeare sostiene que la poesía es “stuff”, que es una palabra de cajón de sastre, pero que nos hace creer que posee alguna entidad física, especialmente porque sirve para producir algo. Y este algo ¿qué es? Pues sueños; algo tan intangible como “stuff”. En este sentido podríamos parafrasear a Shakespeare diciendo que “la poesía es algo sin definir hecho de algo intangible”. Así nos quedaríamos sin poesía y sin saber más cosas sobre la misma. Shakespeare realizó un poema maravilloso usando como pretexto el querer hablar de la poesía. Tienen razón los que afirman que la poesía se explica a sí misma. Y eso es cierto independientemente del pretexto empleado para arrancar el poema.

Shakespeare ha mostrado que se puede tomar la poesía como tema, pero ¿es menos poema el que tiene como pretexto unas ciruelas en el frigorífico? Cuando en “This is just to say” William Carlos Williams dice:

I have eaten
the plums
that were in
the icebox

and which
you were probably
saving
for breakfast

Forgive me
they were delicious
so sweet
and so cold

el pretexto -unas ciruelas robadas en un frigo-, se nos presenta como algo mucho más concreto que la poesía o el lenguaje, pero dice tanto de la poesía y del lenguaje como el propio Shakespeare en su poema que a todas luces era “metapoético”. Y cuando Borges habla de la luna en el poema con este título -supuestamente un metapoema donde los haya- ¿dice más de la luna que Shakespeare de la poesía o Williams de las ciruelas?  Toda poesía genuina se define en el acto de la lectura; en el preciso momento de ser leída.

Por ello no creo que la poesía se pueda traducir, pero sí creo que un poema puede inspirar a un poeta de otra cultura a escribir en su propia lengua tomando prestada la misma temática e incluso utilizando una música y una forma parecidas, aunque siempre volando con sus propias alas. A menudo cito el famoso verso de Robert Frost: Poetry is that which is lost in translation. Podría servir como ejemplo de lo que acabo de decir: un poema inspirado por otro poema salido de la misma crisálida. Una “transposición” poética de un poema isabelino por un poeta americano del siglo XX. Porque hay una similitud sorprendente entre Poetry is the stuff which dreams are made of y Poetry is that which is lost in translation. Frost tampoco da una definición de la poesía pero, como Shakespeare, construye su metáfora como si esto fuera su intención. Para Frost la poesía – that which is lost in translation –  no es menos volátil que the stuff which dreams are made of de Shakespeare. Los dos saben muy bien que el silencio está en el centro de todo auténtico poema y se apoyan en palabras vacías de contenido como stuff y that. “En las inconsistencias apoyarse,” decía Paul Celan.

Como ya he mencionado anteriormente, la poesía no “trata de” nada. Los temas del poeta a menudo tienen que ver con sus circunstancias vitales y profesionales, sus intereses, sus miedos o sus compromisos con determinadas causas. Sin embargo, su temática, lo que le ayuda a arrancar, no deja de ser más que un mero pretexto, porque la poesía al fin y al cabo es “contenido” en sí misma. “The rose is the rose is the rose” no se refiere a universos abstractos tomados del exterior; ES su propio universo.

El poeta anhela el silencio y por eso se convierte en la palabra. La palabra revelada. No puede utilizar la palabra para referirse a nada fuera de sí. Por lo tanto no existe la posibilidad de hablar de la poesía, ya que esto obligaría a huir de la propia palabra para lograr hablar de ella.  

Manteniéndome fiel a Shakespeare, Williams y Frost no puedo hablar del contenido poético de mis Polyfonías ya que la única expresión equivalente a la poesía es el silencio. Al fin y al cabo la poesía no es otra cosa que la revelación de la palabra, lo que la convierte  en pieza insustituible en su inmaculada inefabilidad. El hecho de que haya precisado de hasta tres negaciones para acercarme al dasein del poema demuestra la impotencia del lenguaje discursivo a la hora de tratar el hecho poético.

Me centraré, pues, en comentar algunos aspectos teóricos y técnicos de mi proyecto poético: factores medibles y mensurables que, contrariamente a la poesía, se pueden definir sin dificultad. Y enfatizo una vez más: estos elementos y estas técnicas no son la poesía, sino las herramientas que utilizo para intentar captar “the stuff that dreams are made of” y así poder compartir mi rapture poético.

Es posible que pueda parecer algo esquizofrénico, y efectivamente, creo que muchos poetas tienen algo de esa doble personalidad propia de personajes Jekyll-Hydescos. Hablamos de gente meticulosa y afable que trabaja pacientemente con el lenguaje, gente que desea hacerse comprender pero que, por alguna extraña circunstancia, de un instante a otro, se transforman en seres poseídos capaces de hablar varias lenguas. Lo he intentado explicar en uno de los interludios de mis recitales:

Chamán e investigador de la lengua a la vez el poeta no puede evitar el estar triste, porque sabe que está condenado a convivir con la duda, y que su existencia es tan frágil como la palabra que le confiere su existencia. Vive de una forma intermitente, a golpes de intuición. Nunca hay una base segura, no encuentra donde apoyarse en su travesía. Frecuentemente la poesía desaparece cuando empieza a revisar el primer borrador de un poema. Lo único que queda en el papel son algunas palabras secas y frías. En su afán de hacer más comprensible su poema – y de paso dar sentido a su vida – apagó la llama que es el inefable ser del poema y su razón de ser.

El deseo del poeta de explicarse, de proponer una exégesis de su obra, es comprensible y legítimo. Su salud mental y el progreso de su trabajo depende del desarrollo de una poética coherente. Sin embargo, esta parte de su oficio necesita otro tipo de discurso. Aquí el lenguaje abstracto y razonado tiene su función. Si hay algún contexto de la poesía en el cual se puede justificar el metalenguaje es precisamente en el análisis del lenguaje de la poesía.

En mi poética insisto en que la poesía es un lenguaje per se.  Este lenguaje no es abstracto y razonado; es un lenguaje concreto que en primer lugar se dirige a los sentidos.

Las leyes de la gravedad del lenguaje han perdido vigencia, la sintaxis es antes asociativa y musical que causal, y palabras conocidas parecen haber adquirido sentido de nuevo o incluso haber tomado un nuevo sentido. El poema es como una feria: todo se disfraza y flota y se mueve al son de la música de las palabras.

Siempre he admirado el cuadro “Ceci n’est pas une pipe” de René Magritte. Lo que quería decir Magritte con su humor surrealista era que lo que vemos es un cuadro plano de dos dimensiones y no un objeto con el cual se puede fumar. Y tampoco una ilustración de un objeto fuera del marco. La segunda y tercera estrofa de mi poema On the Difficulty of Translating “la femme et la nourriture” into Spanish dicen así:

La femme et la nourriture no son / cinco palabras seguidas / pursuing a sense, a / meaning, sino / a fundamental chord – a resonance / infiniment plus près de la tierra; / closer to, and yet / darker than earth. /

Plus originelle, / et plus universelle / elle n’a pas d’objet: / she’s nurturing nature, / gry og grøde.

Estas líneas representan un compendio de casi toda mi poética. La inspiración para el poema surgió de una conversación en casa acerca de un grabado que cuelga en el pasillo de mi casa. Explicaba a mis amigos españoles que formaba parte de una serie de grabados realizados por una pintora norteamericana que vive en Francia. Cada grabado muestra un detalle del mundo de la cocina: una verdura, un utensilio etcétera. El título de la serie es “La femme et la nourriture”. – ¿Qué quiere decir “La femme et la nourriture,” preguntó uno de mis huéspedes. – Esto no se puede traducir al español contesté. – Claro que se puede traducir, protestó mi mujer y fue a buscar el diccionario francés-inglés. La discusión estaba servida y al día siguiente escribí mi poema. En este poema “nourriture” no es alimentación como dice Larousse; es una palabra con un sonido que nos retrotrae a tiempos míticos y que tiene que ver con lo que produce la tierra y la leche que hemos mamado del pecho de nuestra madre original. La femme et la nourriture no son cinco palabras seguidas pursuing a sense, digo. Estamos leyendo un poema y cada palabra aquí pertenece a un poema y a una música.

Poco a poco la palabra “nourriture” entra por nuestros sentidos a medida que vamos escuchando sonidos desconocidos de otras culturas. De paso, el lenguaje se hace cada vez más intenso y compacto para culminar en éxtasis poético con las dos palabras danesas gry og grøde. Estas palabras consiguen la magia gracias a su ubicación en el poema. Su sonido y su ritmo recuerdan palabras litúrgicas. No hace falta entenderlas; de hecho gry (“alba”) ,que en danés es tanto un verbo como un sustantivo, es una palabra poco frecuente que recuerda tiempos más sosegados. Por otro lado, muy pocos daneses conocen el sentido de “grøde” que significa fertilidad y crecimiento. Es una palabra ligada a fenómenos meteorológicos y a plantas acuáticas y que se emplea más entre mayores en un ambiente rural o marítimo.

Para mí la definición de metapoesía es poesía tout court. Por eso el término me sobra, por decirlo de alguna manera. Esto no quiere decir que dicho término no tenga su justificación, pero tal vez más dentro de  la historia de la literatura española donde la ruptura que emprendieron los novísimos fué brutal debido a la velocidad del desarrollo político y cultural en España después de los años de la represión franquista. No obstante, la metapoesía no es un fenómeno nuevo, existía incluso en la Edad Media.

Sospecho que gran parte de los lectores en España y latinoamérica leyeron a Auden y Eliot a través de poetas como Gil de Biedma, Valente o Sánchez Robayna. Como yo vengo del mundo nórdico y anglo-sajón y he tenido acceso directo –sin la intervención de traductores– a los poetas “con máscara”, como ha llamado el poeta valenciano Guillermo Carnero a los poetas de la distancia  impersonal como Eliot y Pound –y añado por cuenta propia, debido a la francofilia de la familia de mi madre, a poetas franceses como Jules Laforgue, Mallarmé y Valery–, no noté tanto el cambio de enfoque que protagonizaron las generaciones de poetas inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial. Además, conviene añadir a esto la cuestión de gustos y de personalidad. Soy de un clima menos cálido, de mentalidad protestante y de tradición pragmática, nada idealista.

En resumen, la metapoesía corresponde a lo que para mí simplemente ha sido y es la buena, la genuina poesía. Desde mi punto de vista la poesía es el arte de la palabra, el arte que se interesa por el mundo que cada uno crea a través de la palabra y el conflicto que de algún modo nace de esa necesidad inherente a todo ser humano de traducir en palabras su propia realidad para poder así compartirla y sentirse reconocido. Solo que el poeta no es un periodista y no busca reconstruir la realidad con los mismos recursos linguïsticos que le ha impuesto la sociedad cuyos ademanes él se propone a traducir en palabras, sino un alquimista que, en el crisol musical de su corazón, convierte lo que ve y lo que siente en lingotes de supervivencia. 

Cada uno es el producto de sus palabras y mis palabras provienen de cuatro culturas: la danesa, la francesa, la norteamericana y la española. Por suerte, hoy en día ya no soy una rareza. Estamos experimentando grandes migraciones de pueblos como en la Edad Media y pronto la idea de la limpieza étnica será sólo historia. En la Edad Media no existían fronteras lingüísticas tan rígidas como las que surgieron en Occidente desde Gutenberg.Y en el campo de batalla y en los caminos de las peregrinaciones cada cual construía su idioma a base de mezclas de lenguas vernáculas.

He sido siempre un poeta nómada y por eso la gente que lee mis polyfonías antes de escucharlas cree que mi poesía es multilingüe. Yo no creo que lo sea, o más bien pienso que toda poesía es multilingüe en la medida en que todos somos producto de un mosaico de mundos. Especialmente los que tenemos el oficio de la palabra debemos integrar todos esos mundos, todas esas lenguas que se encuentran dentro del idioma único que es la poesía. Es una cuestión no sólo de integración de personalidad, sino también de culturas. De este modo la poesía cobra un valor insustituible para la comprensión del otro y de su cultura, ya que incumbe al propio poeta la tarea de levantar las fronteras y barreras culturales y lingüísticas que lleva dentro.  

Desde la antigüedad ha habido una asociación estrecha entre la música y la poesía. De hecho, en muchas lenguas “poesía” y “canto” se expresan por medio de la misma palabra, tal y como nos lo recuerda Nikolas Harnoncourt. El invento de Gutenberg supuso un paso gigante para la civilización, pero la palabra escrita también tuvo un efecto segregador tremendo y ayudó a los poderosos a levantar muchas barreras. 

La música es más democrática y ningún régimen ha podido suprimirla. Cuando ésta suena todos quieren bailar. Bailar y también cantar. Ahí en medio de la danza solía encontrarse el poeta, el trovador que fabricaba sus poemas con las lenguas que había oído en el camino.

De algún modo la música ha llegado a ser el factor aglutinador de mi poesía, ya que desde mis años mozos he estado sumergido en el mundo de otro arte sin fronteras, otro arte bastardo: el jazz. Cuando comprendí que no me quedaba más remedio que levantar las barreras artificiales entre mis seres nacionales, volví a la música y a la poesía oral.

Viví en California a finales de los años ‘60 – durante el youth revolt, los años hippies, 1967 The Year of Love –y la poesía norteamericana, el jazz, action painting, black arts, movies y la cultura popular han sido todos decisivos para mi formación personal y artística. La vida como road movie es un mito genuinamente yanqui y para mí no supone ninguna herejía decir que soy tanto minstrel como ministrel, aunque me temo que para la facultad donde me estoy doctorando en arte medieval con una tesis sobre la iconografía lúdica en el arte románico aragonés sí lo es. De hecho, toco el banjo de cinco cuerdas, un instrumento musical afro-americano que en la cultura norteamericana ha tenido un papel muy similar al laúd y la zanfoña en la Europa del Medievo.

El concepto de Polyfonías debe mucho al jazz; una música, un lifestyle, una forma de ser que ha sido determinante para mi vida. Se trata de un arte híbrido que reúne elementos de varias culturas musicales: himnos religiosos ingleses, marchas militares francesas, pasodobles españoles con acento caribeño. De África incorporó una percepción tonal distinta de la afinación diatónica europea y que, en su encuentro con ésta, dio lugar a la nota blue característica del blues,  además de los ritmos y el concepto colectivo y ritual de la música.

Lo que producimos Mark Solborg, Salvador Vidal y yo en nuestro trío Polyfonías Poetry Project no es jazz musicalement hablant – por lo menos en lo que atañe a mi definición del jazz – pero sí lo es en su alma y su organización si consideramos el jazz como un modo de vivir y de sentir igual que lo es el flamenco para los flamencos. Es una obra colectiva en la que las lenguas y las improvisaciones instrumentales se entrelazan en un tapiz sonoro.

La palabra vernácula es la piedra angular de mi poesía. Creo firmemente en la importancia del hecho diferencial cultural. Las palabras que yo utilizo en las polyfonías han sido todas ellas “contaminadas” por la experiencia. Las he aprendido y aprehendido desde dentro. Desde su grito o su susurro originario.

Como soy poeta, no confío demasiado en las palabras – aunque siempre hay excepciones (coups de foudre) – pero tengo como norma el conocerlas bien; el haberlas oído, saboreado, olido, tocado antes de que lleguen a incorporarse a mi vocabulario poético activo. Y si lo digo de esta forma pasiva , “antes de que lleguen a incorporarse en mi vocabulario poético activo” es porque en el proceso creativo no siempre soy yo quien selecciona las palabras; a menudo es la frase musical que arrancó el poema desde el principio la que en último término determina le mot juste o la musique juste.  

Sucede a menudo que la palabra arrancada de una lengua por la música se asocia con otra palabra o frase similar, pero no idéntica, en otra lengua. Estas “falsas traducciones” ínter textuales son el origen de lo que llamo “glissandi de significados”; una especie de poesía cubista: el mismo fenómeno contemplado desde dos, tres o cuatro ángulos culturales distintos.

¿no es en lo banal / donde se esconde la belleza, /   the beauty of knowledge and wisdom, / del saber y de la sabiduría?

Mi ser sujeto de palabras y expresiones de diferentes culturas – con su denominación de origen sin desvirtuar – y mi formación profesional como periodista y profesor explican en gran parte la temática metalingüística de muchas de mis polyfonías. Pero, tal y como yo lo veo, el tema de mis poemas no es más que un pretexto para ponerme a escribir.

Cuando hay suerte, en cuestión de segundos me atrapa la inspiración y la musa me rapta. El idioma que hablamos con ella es la lengua de la poesía, el lenguaje del amor que es capaz de devolver a las palabras su magia y fuego original, habitualmente borrados con el uso trivial del inconsciente.

No soy neurólogo, pero creo que el lenguaje poético – que transgrede las fronteras nacionales y racionales – es descifrado, descodificado, en otro lugar del cerebro distinto del empleado para los fenómenos específicamente lingüísticos-.

El caso es que el lenguaje poético siempre fue, es y será transnacional e interpersonal. Como el escuchante sólo oye una voz (la mía) y, por lo general, entiende muchas de las palabras que empleo, acaba teniendo la sensación de haberlo entendido todo. Da la impresión de que la gente, hipnotizada por el diálogo entre la voz y los instrumentos musicales, olvida tanto el hecho de que hay palabras que no entiende, como los eventuales recelos surgidos ante la dificultad del lenguaje poético; abandona sus bloqueos y prejuicios y, llevada por la música, empieza a participar con su propia imaginación.

La poesía supuestamente multilingüe como las polyfonías, sólo hace obvia una cualidad constitutiva y nativa de la poesía: la de poder hablarle a la gente, proceda de donde proceda en una sola lengua comprensible para todos.

Polyfonías Poetry Project

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“Poesía que no es memorable, es decir, que no se fija en la memoria, perecerá por muy original, profunda y perspicaz que sea. Y para ser memorable ha de llevar una música dentro.”                                                                                                                                             – Peter Wessel

Desde que el poema  “Un idioma sin fronteras”,  ganó el segundo premio en el concurso internacional de arte 2008culturas.com, “Polyfonías Poetry Project” ha sido una referencia obligatoria en todo debate en torno al multilingüismo literario. Los libros Polyfonías (2008) y Delta (2014) – ambos incluyendo cds con los textos leídos por el autor en diálogo con los músicos asociados al proyecto – y tres años de giras por los más importantes festivales de poesía y música de Europa en colaboración con el Instituto Cervantes han servido para afianzar el proyecto y demostrar que las diferencias lingüísticas no son un impedimento para la comprensión de otras culturas.

Investigador de la iconografía lúdica medieval y especialista en el gran cancionero popular norteamericano Peter Wessel tiene una inclinación natural por la transmisión oral del arte. En la Europa medieval, cuando la mayoría de la gente no sabía leer y escribir, las lenguas vulgares convivían sin fronteras. Los juglares y los trovadores que viajaban por los caminos de Europa, y que eran una fuente de información importante, utilizaban libremente los vernáculos de las regiones que habían atravesado para elaborar su propio lenguaje lírico.

Multilingüe por su vida nómada, el particular punto de partida de Peter Wessel es la palabra vernácula con todos sus jugos, su color y su significado. Polyfonías es poesía translingüística orgánica que ha ido creciendo en el autor a medida que se ha ido sumergiendo en nuevas culturas y asimilando la forma, el sentido y la visión en que estás culturas se expresan.

Dejando a la música enhebrar las palabras, a la propia palabra modular su música buscando un sentido más profundo que el mero sentido utilitario y literal de la palabra, la poesía de Peter Wessel permite al oyente dejar de ser un espectador para convertirse en acto creativo que participa y penetra del hondo sentido de  la lectura y la música, y hace que se rompan las barreras lingüísticas. Polyfonías nos sumerge en una comprensión inconsciente y clarificadora de la multiculturalidad en la que vivimos. Y como bien define el propio autor: no puede haber multilingüismo si no hay comprensión de otras culturas y de la música y ritmo vital que las mueve.

Con su implicación en la poesía oral y su vocación y pasión de músico Peter Wessel es capaz de añadir a su obra el lenguaje de los instrumentos musicales en sus recitales y libro-CD’s consiguiendo de una forma original una fiel y creativa colaboración con el compositor y guitarrista Mark Solborg y el clarinetista Salvador Vidal. No queriendo limitarse en su obra creativa y como poeta, suma a su proyecto otra voz más: la de la artista plástica Dinah Salama a través de la realización de foto-collage.

Polyfonías contiene palabras de la cultura francesa, española, danesa y norteamericana, pero no es una mezcla de idiomas, es una convivencia de lenguas. Es un proyecto abierto que pretende ser a la vez liberador e integrador. Destruye prejuicios y construye comunidades.

 

 

A Jam Supreme

Chevi, Peter y Javier vistos por Antonio SambeatEl 28 de octubre lanzamos con un recital en el Colegio Mayor Rector Peset en Valencia el número especial de la revista de arte y literatura “Canibaal” dedicado a Jazz&Bookstores. En diálogo musical con Javier Vercher (clarinete bajo) y Chevi Martínez (contrabajo) lei una selección de poemas de “Delta” y de “Polyfonías” además de un poema nuevo inspirado en Conques. Reproduzco abajo el texto de mi ensayo “Delta, una confluencia de coincidencias”, publicado en la misma revista.

DELTA, UNA CONFLUENCIA DE COINCIDENCIAS

Me encuentro en Conques –Concas– esa concha dentro de la que he percibido y grabado las coincidencias poéticas que confluyen en las polyfonías del libro-disco Delta. Es agosto, y en las últimas tres tórridas semanas subo y bajo entre la cava-galería de la librería Chemins d’Encre y mi casa en la parte alta del pueblo, justo al interior de las murallas.

Hoy por fin llueve. Una lluvia abundante y misericordiosa, tal vez en respuesta a las bellísimas voces de Mora Vocis – cinco viudas vestidas de negro riguroso – que anoche cantaron las polifonías de “Mater Dolorosa, mujeres ante la tumba” bajo los altos arcos románicos de la iglesia abacial de Sainte Foy. Habíamos decidido mi mujer y yo asistir a este último concierto del festival de música “Conques, la lumière du roman” antes de recibir la noticia, este domingo por la mañana, del fallecimiento de un querido amigo.

Una coincidencia significativa más.

Con el tiempo la voluntad de unidad y la aceptación de la multiplicidad me han convertido en un coleccionista compulsivo de coincidencias. He llegado a la conclusión de que la sensibilidad del artista le otorga la responsabilidad para identificar y hacer visible las coincidencias que de alguna manera nos familiariza con ambientes y situaciones que de otra forma nos hubieran alienado.

Lautréamont era capaz de ver la belleza en el « encuentro fortuito sobre una mesa de disección entre una máquina de coser y un paraguas ». La fuerza transformadora, la magia poética de Lautréamont, nos puede ayudar a comunicar con lo que nos parece extraño dentro y fuera de nosotros. Hay que saludar, no solamente a los desconocidos, pero también a lo desconocido. Hay que hablar con los niños y con los árboles, pero también con los drones. La familia de la creación existe, no a pesar de las diferencias, pero sí gracias a ellas. El trabajo del artista consiste en romper las superficies fosilizadas de las palabras, las imágenes y las armonías musicales para señalar nuevas asociaciones y coincidencias inesperadas.

El hecho de haber vivido cuatro diferentes vidas en cuatro diferentes culturas finalmente me ha obligado a admitir mi propia multiplicidad. Cuando quiero hablar o cuando empiezo a escribir no sé exactamente cuál de las cuatro culturas va a tomar la palabra.

En realidad, eso nos ocurre a todos: nuestro lenguaje cambia según hablamos con nuestros hijos o con nuestro notario y jugamos roles distintos –llevamos máscaras distintas– según la situación. Si no nos damos cuenta de ello es porque nuestro idioma –la máscara de los pensamientos y las emociones – en el caso de que sólo dominemos uno: el materno, hace creer que somos una persona –un individuo– con una sola voz.

Es para indicar la pluralidad de voces y culturas en mis poemas que los llamo “polyfonías”. No obstante, he añadido el calificativo de project – proyecto – para indicar que la presunta unidad de mi libro no es más que un deseo –un simulacro piadoso como todo arte, pero lejos de la realidad ya que la unidad no existe salvo como un deseo – un deseo muy bello y humano. Todos somos diferentes, cada uno es (o quizás debería decir cada uno somos) una mezcla de múltiples identidades.

Del mismo modo que tardé años en comprender la coincidencia que, hace 36 años, me hizo descubrir Conques, el lugar de mi segundo nacimiento, también me ha costado tiempo entender de dónde surgen mis cuatro idiomas, cuáles son los mecanismos que, en cada momento, deciden si le mot juste es francés, español, danés o inglés.

Hace trece años escribí “Un idioma sin fronteras”, mi primera polyfonía. Me habían invitado a leer unos poemas en Radio Exterior de España y, halagado y sin pensármelo dos veces, contesté que sí. Después de colgar el teléfono me di cuenta de que seguramente pensaban que tenía algunos poemas escritos en español, o por lo menos traducidos a este idioma. Después de todo, la función de Radio Exterior de España era el fomento y la preservación de la lengua española en el mundo.

Apurado, me puse a escribir un poema en esa lengua, pero al terminar el primer verso ya había empleado palabras de las cuatro culturas en las cuales, debido a una existencia nómada, me había formado: la danesa de mi infancia en el campo y mis primeros estudios en Copenhague; el francés de mi juventud rebelde en París, lengua que hablo con mi hija que nació allí; el español de mi vida de pareja y mi entorno desde hace más de treinta años (no olvidemos que el español es muy visceral y dentro del cuerpo no llega la luz, allí reinan las tinieblas) y finalmente la cultura americana del jazz, mi romance musical de toda la vida.

Dentro de mí
viven cuatro personas, each
with their own voice,
su propia
lengua,
sa propre langue.
Hver med sit eget sprog
og sin egen stemme…

La decisión de dar a mi poema, que empieza así, el nombre del programa radiofónico que me había invitado –ya que precisamente hablaba del transfronterismo de la poesía– resultó premonitoria y fue la clave para el desarrollo de mi poética.

“Un idioma sin fronteras” llegó a ser la “sintonía” para el Polyfonías Poetry Project –el trío que, en 2008, formé junto al compositor y guitarrista argentino-danés Mark Solborg y el clarinetista valenciano Salvador Vidal y fue el primer poema en el cd-libro Polyfonías que grabamos en 2004 Mark Solborg y yo, pero que no se publicó hasta cuatro años más tarde.

La colaboración con el jazzman danés y el músico valenciano con formación clásica, pero con gustos muy contemporáneos, externaliza –para decirlo de alguna forma– el proceso musical interno de montaje polifónico. Siempre me he considerado un músico que se expresa mediante la poesía. Suelo tener una melodía en mente cuando empiezo a escribir y esta melodía me ayuda a romper la linealidad de mis pensamientos y el uso automático de palabras y estructuras lingüísticas trilladas. Con cuatro registros de idiomas a mi alcance me siento como un pintor que canta mientras pinta, dejando que los graves y los agudos de la melodía y los corchetes y tresillos del ritmo decidan entre los grosores de sus pinceles y los colores de su paleta. Una vez que siento que el poema ha llegado a su fin ya no me recuerdo de la melodía, pero como el impulso no trataba de escribir una canción –una canción ha de contar una historia, un poema despierta una historia que no se puede contar– tampoco importa.

Como poeta confío más en que las coincidencias musicales puedan llevarme a visiones de la verdad de la existencia – “hints and glimpses”, las llamaba T.S.Eliot– que a metáforas creadas en el crisol de la razón. Esto me recuerda mi primera conversación con Dinah Salama, la artista española que ha contribuido al proyecto Delta con su lenguaje visual. Quería saber cómo son las rosas de Picardie, ya que en el poema “La ruina de mis sueños” hablo de “pétales parsemées de la rose de Picardie”. Le contesté que no tenía idea, que era una melodía que tocaba Sidney Bechet y que era una de mis favoritas cuando empecé a escuchar el jazz cuando tenía doce-trece años. Músicos de jazz como Charlie Parker y Sonny Rollins citan en sus solos a menudo otras canciones que la que están tocando y a nadie les molesta, al contrario provoca a menudo una sonrisa de reconocimiento.

El jazz es un arte contaminado desde la raíz. La mezcla de culturas y sensaciones de la gran ciudad está en su ADN. Como historiador de la música popular norteamericana tengo cientos de canciones en mi corazón, y no es una casualidad si en el poema mencionado cito también solos de Miles Davis y Django Reinhardt. Que luego tanto la rosa de Picardie como las hojas muertas (“Autumn Leaves”) y el castillo de mis sueños (“Manoir de mes rêves”) son metáforas que encajan perfectamente en un poema de un padre que se lamenta de no haber podido trasmitir sus valores y conocimientos a su hija, es una coincidencia significativa.

Cuando Mark, Salvador y yo entramos en un diálogo poético-musical, el público se olvida de que “no entiende el idioma de la poesía” y se sorprende de que la mezcla de idiomas le permita dedicarse a escuchar y no a razonar. Al igual que Dinah, tengo raíces sefardíes. Venimos de un pueblo que una y otra vez ha tenido que adaptarse a otras culturas y estamos en una constante búsqueda de nuestra identidad. Una identidad que obviamente ha de ser un mosaico que, además está en metamorfosis perpetua. Gran parte de los estándares de jazz tienen títulos ingleses: “Embraceable You”, “A Fine Romance”, “Over the Rainbow”, pero son canciones escritos por hijos de emigrantes ruso-judíos como Ira Gershwin, Dorothy Fields y Yip Harburg soñando en ser aceptados como americans.

Teniendo en cuenta estos juegos de máscaras de identidades no debe sorprender que Dinah -pintora foto-collagista nata- y yo nos entendiéramos desde que empezó a brotar Delta.

*

Sonrio de camino a la cueva, donde vigilo la exposición de las obras originales de Dinah, y noto como los torrentes de agua que corren por los callejones y escaleras de las puertas altas de este y oeste de Conques confluyen delante de la puerta de la galería para bajar unidos al sur por la Rue de Charlemagne, formando una Y griega perfecta.

La Y griega de las armas de la Villa.

Y de Polyfonías.

 

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Polyfonías: un idioma sin fronteras, a language without borders, et sprog uden grænser

Centre Press, E.Guillot. Un idioma

 

Éric Guillot (Centre Presse, Rodez): Une langue sans frontières, pdf

Listen / lyt / escucha / écoute:
https://soundcloud.com/peter-wessel-1/un-idioma-sin-fronteras/

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poetry, music, art, handsome design and pleasant touch, directly from its author:

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PETER WESSEL POLYFONÍAS POETRY PROJECT:

Peter Wessel / poetry in one and many tongues

Mark Solborg / composer / guitars / electronics

Salvador Vidal / bass and soprano clarinets / light percussion

Dinah Salama / collages, mixed media

 

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¡Delta a la vista! Delta i syne! Delta à l’horizon! Let’s meet at the Delta on the 14th of May.

Thanks to, takket være, gracias et grace à:

Anne Pinson, Esther Nuñez Gaviña, Inge & Erik Olsen, Dai Griffiths, Antoine Cassar, Marianne Lykkeberg, Virginia Ortiz-Repiso, Eva Millares & Eladio Hernando, Carmen Julia Gutiérrez, Juan José Álvarez, Andrés Marquínez, Catherine & Dominique Chavanel, Mª Luisa Páramo, Miguel Ángel Rolland, Catherine Lédé, Agusto Calvo Galán, Olvido García Valdés, Mª Teresa Torres del Pino, Miguel Minaya, Laura Bailey, Marina Testa Pedersen, Alicia Alonso, Eugenia Gentsis, Merete Pedersen, Javier Pérez, John Gill, Ruth du Plessis, Monty, Amparo García, Hanne Schiøtz, Eva Lothar, Gijs van Hensbergen, Torben Lund, Birgitte Hørdum & Hingstmartin, Marion Thieme & Antonio Santamaría Solís, Katherine Carlsen, Hugo & Hanne Anthon, Bob Holman, Lei, Cristina Bordas, José Luis Gallero, Silke & Alfons Knauth, Laura Monje, Palle Nørgaard, Sarah Mª Bogantes, Marie-Geneviève Fau, Terry Berne, Juan Antonio Lucas & Ana Mª del Pino, Carmina Lucas, Mariano Lucas, Ludmila Minciel, Cristina Gómez García, Hilary Otto, Poul Kronborg, Carmen Benito, Iria Sanjurjo, Birte Brenner, Jai, Merete Hansson & Roland Haraldson, Sefora & Paola, Frère Jean-Daniel, Rubén, Emmanuelle Benazech, Pino & María, Maria Hørdum, Anders Jeffert, Philippe Varsi, Sandra Drew, Mercedes de Luis, Benjamín Larrea & Mª Jesús Concha Agúndez, Cámara de Comercio Hispano-Danés

el proyecto Delta– a polyfonías poetry
project –
notre project
ha llegado a ser, concret-
izarse,
and has taken form as a book, en bog
un recueil de poèmes and a song
que también es una visión
a work of art,
une collection d’images, pic-
tures, billeder, drømme
– songes d’un delta
where we all will gather
reuniendo nuestras lenguas into a choir,
et kor,
un cœur de todas nuestras palabras. Ord,
paroles y colores.

The official presentation will take place in Madrid as a simultaneous reading, concert and projection on Wednesday May 14th at 7:30 p.m.

La présentation officielle, qui sera un spectacle “simultané” réuniant lecture, concert et projection, tiendra lieu á Madrid Mercredi 14 Mai a 19:30 hrs.

Den offentlige præsentation er planlagt som en simultan oplæsning, koncert og projektion og finder sted i Madrid onsdag d. 14. maj klokken 19:30.

La presentación official tendrá lugar en Madrid el miércoles 14 de mayo a las 19:30 h. y se desarrollará como un diálogo entre poeta, músicos e imágenes.

CASA DEL LECTOR
“MATADERO”
Pº DE LA CHOPERA 10
MADRID

http://casalector.fundaciongsr.com/story.php?id=1411